El coche de Pedro Flores, vencedor en la VI Subida a Pedro Bernardo

López Manrique / El domingo por la mañana se celebró la sexta edición de la Subida a Pedro Bernardo, prueba que abría el calendario automovilístico abulense, valedera para los campeonatos de montaña de Castilla y León, Madrid y Castilla-La Mancha, organizada por la Escudería Milenio. 

Pedro Flores era el ganador con un monoplaza Telex. En carrozados vencía Javier García conduciendo un Mitsubishi Evo 9, mientras que los primeros abulenses que finalizaban fueron Javier Moreno en monoplazas con un Telex y Sergio Prieto en turismos con un Peugeot 207 R3T que conducía por primera vez en competición.

El vehiculo de Sergio Prieto, el mejor abulense en carrozados

Un total de 47 vehículos -de los que terminaban 42- se inscribían en la subida cucharera que se desarrollaba sobre un recorrido de 5,1 kilómetros por la carretera AV-922 de acceso a la localidad de Pedro Bernardo. En los entrenamientos libres ya hacía el mejor tiempo Pedro Flores, cediendo la primera posición a Javier Moreno en los entrenamientos oficiales, volviendo a la primera plaza Flores tanto en la primera como en la segunda manga cronometradas.

Lógicamente, Pedro Flores era el vencedor absoluto de la carrera, seguido de Javier Moreno y Javier García. Este último era el ganador de los carrozados, completándose el podio con Jesús García (Porsche GTR) e Ismael Arquero (Peugeot 208).

LOS PRIMEROS DE CADA ‘CLASE’

Por clases resultaban ganadores: Adrián Dacunha (clase 1, Citröen Saxo 16V), Francisco Lara (clase 2, Abarth Punto Evo), Sergio Pérez 3 (clase 3, Citröen AX), Manuel Casimiro (clase 4, BMW M3 E36), Javier García (clase 5, Mitsubishi Evo 9), Alejandro de Blas (clase 6, Opel Kadett GSI 16V), Pablo Armental (clase 7, BMW E36), Justo Martín (clases 8, Alfa Romeo GTV6), Pedro Flores (clase 9, Talex) y Jonathan Jiménez (clase 10, Kay Cross KB Racing).

En el transcurso de la prueba sufrió un accidente el Speed Car GT 100 pilotado por Keke Fernández, que derrapaba y daba una vuelta de campana, acabando en la cuneta. Afortunadamente, no hubo que lamentar daños personales, con el vehículo seriamente dañado.

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