Los ‘siete magníficos’ que han logrado clasificarse para disputar el ascenso |
La eliminatoria se presentaba complicada por celebrarse sobre pista de moqueta, superficie totalmente desconocida para los jugadores abulenses. El choque comenzó por orden de ranking, poniéndose en liza Pablo Muñoz, Álvaro Climent, Óscar Martín, Álex García, Fernando Montero y Aitor Sánchez. Pablo y Óscar consiguen hacerse con el primer set, ganando Pablo a su rival por 6-2 y 7-6, y Óscar al suyo por 6-0, 4-6 y 7-6. Mientras, Fernando y Aitor no tienen opciones con sus respectivos contrarios y caen en sus partidos. A su vez, Álvaro mantiene un primer set equilibrado, perdiéndole al final en el tie break por 6-7 pero después gana los dos siguientes por 6-4 y 6-3. en tanto que Álex intenta mantener el tipo con un jugador cadete y se agarra a la pista pero al final prevalece la diferencia de edad y pierde por 6-3 y 7-6.
Tres victorias y tres derrotas tras la media docena de individuales señalan como decisivos los encuentros de dobles. Antes se realiza una parada para reponer fuerzas y para establecer la estrategia en la confección de las respectivas parejas, que después de mucho deliberar quedan formadas por Pablo Muñoz-Óscar Martín, Álvaro Climent-Aitor Sánchez y Fernando Climent-Antonio Cembellín. Los nervios y la emoción están al límite en esos momentos. Se empieza mal, perdiendo el primer partido jugado por Montero-Cembellín, siendo imprescindible lograr los dos puntos que restan en disputa para superar la eliminatoria. Pablo Muñoz y Óscar Martín juegan de poder a poder ante su pareja rival en un partido de altísimo nivel, que terminaron ganando por un ajustado 6-4 y 7-6. El último encuentro era decisivo y la responsabilidad de pasar correspondía al dúo integrado por Álvaro Climent y Aitor Sánchez. En un partido con constantes alternativas en el marcador, la garra desplegada por la pareja abulense se impuso a la contraria por 6-4 y 6-3, dejando la eliminatoria a su favor, con cinco triunfos y cuatro derrotas. Después de tanta tensión llegó el momento de que la expedición abulense estallara con gritos de júbilo, abrazos y felicitaciones, dedicando la victoria a Jaime Rodea, que no pudo jugar en esta ocasión.