Santi Úbeda / Tras un desplazamiento hasta Vega de Liébana, pueblo situado en la comarca de Liébana (Cantabria), a los pies de la entrada sureste a Picos de Europa, los caminantes llegaron al albergue El Portalón. Allí repusieron fuerzas para un viaje que comenzaba.

Después de una agradable velada disfrutando del despejado cielo y contemplando las estrellas amanecía al día siguiente. Con un desayuno cargado de energía y un breve desplazamiento alcanzaron el teleférico de Fuente Dé. Tras subir en grupos y dividirse en función de la ruta deseada comienza el camino.

La marcha corta realiza el recorrido de El Cable hasta el Refugio de Áliva y vuelta a El Cable. Un lugar donde destacan las huellas glaciares con su impronta paisajística digna de contemplar. Además de apreciar los restos de la antigua mina donde se extraía la fuente de energía que se transportaba valle abajo. Un agradable paseo donde los más peques disfrutaron de los paisajes y los animales que se dejaban ver.

La marcha larga, partiendo desde El Cable, tomó camino siguiendo el sendero que conduce hasta el Collado Horcados Rojos para finalizar en la cumbre de Peña Vieja, a 2.617 metros de altitud. El camino continuaba hasta llegar hasta el Refugio de Áliva y finalizar en El Cable. El panorama no podía ser más espectacular, un roquedo con unas líneas fuertemente modeladas por la erosión del hielo y un paisaje donde la huella vegetal brillaba por su ausencia. Un ascenso donde el calor quiso también estar presente pero también la ilusión y las ganas haciendo frente a los trepidantes desniveles. El precio no podía merecer más la pena ante un cielo despejado que ofrecía una panorámica de ensueño y donde las vistas dejaron de lado el cansancio acumulado.

Al día siguiente, domingo, comenzaría de nuevo la aventura. Esta vez con todo el grupo junto. Una marcha cómoda y agradable partiendo desde Vega de Liébana, pasando por Tollo, Tudes, la aldea abandonada de Porcieda y finalizando en Potes. Recorriendo bellos lugares donde los arboles permitían dibujar una sombra que hacia el camino más placentero a la vez que iluminaba de belleza el paisaje. A su llegada a Potes no podía faltar una recuperación de fuerzas visitando su centro histórico y realizando unas compras para conmemorar este bonito día con un recuerdo.

Al finalizar la comida se partía de nuevo a casa. Vuelta a la rutina, dicen. Desde luego este fin de semana será recordado por todos sus integrantes como diferente.


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