La XXXVIII Gala Provincial del Deporte Abulense ha reconocido un año más los méritos de los deportistas de Ávila. Ha sido la gala donde Íker Casillas ha acaparado todos los focos de las cámaras llegadas algunas de fuera de nuestro territorio, pero no ha eclipsado el protagonismo y las virtudes del resto de los premiados. Porque el aplauso más largo y sentido se lo ha llevado el único ausente de la Sala Sinfónica del Lienzo Norte: Víctor Jiménez Garcinuño, un modesto ciclista de Cardeñosa que perdió la vida en las carreteras cántabras cuando regresaba en su bicicleta después de haberse retirado de una prueba ciclista. El padre y la hermana del fallecido corredor recibieron el merecido reconocimiento otorgado por la Asociación Abulense de la Prensa Deportiva.
POLIDEPORTIVO – La Gala de Íker, Víctor, Carlos, Paula y los demás
Y no menos calurosos y prolongados han sido los aplausos para la más joven y el más veterano galardonado. Paula Arias, la segunda mejor tenista del mundo de categoría benjamín, que decía estar nerviosa por recibir un premio “importante, que no te pueden dar siempre” y que juega al tenis por “ilusión”. Con la sencillez que siempre le ha caracterizado, el alpinista Carlos Soria recogía, hecho un chaval a sus 72 años, la distinción a toda una vida, reconociendo que el poder subir elevadas montañas a tan avanzada edad era fruto de llegar en “buenas condiciones físicas, mentales y… económicas” y “hacer lo que verdaderamente te gusta y quieres hacer”. Dentro de unos días, concretamente el 26 de marzo parte a afrontar uno de los cuatro ochomiles que le restan para subir a los catorce que hay en el planeta. Y es que su próximo objetivo es el Lothse y para el verano conmemorará los 40 años de la primera ascensión que hizo al McKinley.
Veteranía también rezuman los dos atletas galardonados que siguen corriendo y saltando pese a que ya han rebasado la barrera de los 35 años. Afincada en Ávila desde hace tiempo y una abulense más pese a su naturalidad catalana, Jacqueline Martín acaba de ser incluida nuevamente en la selección española para participar en el mundial de campo a través. Y Roberto Garcinuño no tiene rival ni en España ni en Europa entre los veteranos M-35 en el triple salto.
Dentro de ese capítulo de decanos del deporte abulense se encuentra Domingo García, tenista que ha superado el medio siglo y del que han aprendido varias generaciones de arenenses a coger una raqueta y golpear a la bola. Este año ha sido el acreedor al premio de los valores humanos que lleva el nombre del precursor del periodismo deportivo abulense: Julio Gómez Alcalde.
Las artes marciales tuvieron sus galardonados. El primero en recoger su placa fue Juan José Velayos, deportista que lo es todo en el kick boxing, tanto como entrenador como competidor. El kárate nunca falta a la cita anual de la gala y en esta ocasión tuvo tres premiados. El único chico, Luis García, universitario a punto de terminar la carrera y medallista en diversas competiciones internacionales. Y dos chicas con minifalda: Karen Jiménez y Belén Martín. La primera destacada en la categoría júnior, y la segunda plata en el europeo de shotokan, que dedicó el galardón a su entrenador. Un abulense que acaba de debutar en la ACB, Álvaro Muñoz, fue otro de los premiados por haber obtenido la medalla de bronce en el Campeonato de Europa sub-20 de baloncesto.
Dentro de los galardones a entidades deportivas que han obtenido éxitos en el 2010, la Cultural y Deportiva Cebrereña consiguió el ascenso a Tercera División. La placa de reconocimiento la recibió emocionado su presidente Ángel Sastre, acompañado del entrenador Luis Ortega y de algunos jugadores de la plantilla verdiblanca. El Club de Tenis Ávila fue otro de los galardonados de forma colectiva por lograr subir a la segunda categoría nacional, pisando el escenario el presidente, Isaac Muñoz Quirós, el entrenador Fernando Montero y los jugadores que alcanzaron el ascenso. El objetivo que tienen en la nueva categoría es simplemente “disfrutar”.
Dos campeones del mundo y una Copa
En la Gala del Deporte Abulense, además de la Copa del Mundo ganada por la selección española de fútbol hubo dos participantes que contribuyeron a su conquista. Uno desde el cuerpo técnico como ayudante de Vicente del Bosque. Nacido en El Barraco fue antes futbolista en la década de los setenta en varios equipos de la Segunda División. Su nombre y apellido son comunes: Paco Jiménez. Fue el primero de todos en recoger el galardón, reconociendo que “normalmente casi nunca veo los partidos de la selección” porque él se encuentra viendo otro encuentro para informar al seleccionador sobre los rivales de España.
Paco Jiménez tuvo a Íker Casillas durante doce años en las categorías inferiores del Real Madrid. Los dos se han reconocido como abulenses, el primero “barraqueño de pura cepa” y el segundo dijo sentirse abulense aunque no haya nacido aquí y siempre que viaja “me gusta y me da cierta morriña” oir el nombre de Ávila. Y hasta se atrevió a decir que la capital de Castilla y León tenía que ser Ávila. Paco e Íker entregaron a la Asociación Abulense de la Prensa Deportiva una foto que se hicieron juntos en Sudáfrica.
Del portero del Real Madrid hizo una semblanza deportiva Álex García, presidente de la Asociación Abulense de la Prensa Deportiva, recordando la eliminatoria de ascenso a Segunda B que perdió con el Castilla frente al Real Ávila. Íker Casillas compartió escenario con el ciclista Carlos Sastre, presente en la gala. Bromeó con el ganador del Tour 2008 sobre lo difíciles que son las cuestas de El Barraco.
Y la Gala la cerró, como viene siendo habitual desde hace muchas ediciones, el político abulense José Manuel Fernández de Santiago, actual presidente de las Cortes de Castilla y León. Nada que destacar en su convencional discurso –rebajó a “subdirector” al subdelegado del Gobierno–, manifestando que “ha sido una de las galas que no vamos a olvidar jamás” por el hecho de contar con dos campeones del mundo y el trofeo conseguido, al que no dudó en tocar porque no “lo había hecho aún”. Resaltó los “valores” de los deportistas por “el trabajo diario”, “la ilusión perenne” y “el valor de la tenacidad”. Concluyó diciendo que “Ávila se había convertido en la capital del deporte del mundo”.