A raíz de los sucesos ocurridos recientemente con los futbolistas Miguel García y Carlos Lázaro y su gran impacto en la opinión pública, el Gobierno de España parece que tiene la intención de aumentar el número de desfibriladores semiautomáticos en los centros deportivos para prevenir las ‘muertes súbitas’ por ataques cardíacos nos sólo entre los futbolistas profesionales sino entre el resto de deportistas.
La iniciativa ha sido anunciada por la nueva ministra de Sanidad, Leire Pajín, en respuesta a una interpelación del senador de CiU Josep Maldonado, quien ha pedido más recursos para la formación de especialistas en medicina deportiva para hacer más efectiva la detección temprana de patologías cardíacas, “uno de los problemas de salud más importantes para la población” según Pajín. “Son muertes evitables y por eso la prevención es el campo en el que más podemos hacer y más podemos trabajar”, ha subrayado.
La ministra ha recordado que en la prevención de la muerte súbita del deportista deben estar involucradas las administraciones públicas, federaciones deportivas, y la propia sociedad civil. Y nosotros nos preguntamos si en Ávila, en las instalaciones deportivas de la capital y provincia, se cuenta con desfibriladores. ¿Los tienen, por ejemplo, el Polideportivo Municipal de San Antonio, el Centro de Usos Múltiples Carlos Sastre, el Estadio Municipal Adolfo Suárez, la Ciudad Deportiva Municipal de la Zona Sur, el Polideportivo Municipal de la Zona Norte-El Seminario, los campos de fútbol de Sancti Spíritu, el futuro 88 Torreones…? Es una respuesta que corresponde dar al Ayuntamiento de Ávila, titular y principal responsable de las instalaciones citadas que gestiona directamente o mediante concesión, en las que se practican múltiples y variados deportes. Sin olvidar que los principales clubes deportivos de la ciudad como el Real Ávila, Óbila Club de Basket o Polideportivo Casa Social Católica, por mencionar sólo a los más importantes, han de preocuparse por la salud de sus deportistas. Nos gustaría que la respuesta fuera positiva. Pero si no existen estos desfibriladores que al menos haya una intención clara de comprarlos en breve espacio de tiempo, ¿o también pondremos el pretexto de la crisis para no proceder a su adquisición? La vida de una sola persona vale mucho más que los 2.000 euros de media que cuesta cada aparato.