La Nueva Crónica / Observamos en videos y fotografías como las truchas son sometidas a irregulares manejos que en muchos casos acabaran con su vida o le dejarán secuelas importantes. De cómo las manipulemos depende su vida. Son muchas las truchas que mueren a las pocas horas de ser devueltas. Si pescamos sin muerte debemos de hacerlo todo bien para garantizar la supervivencia de la mayoría de las liberaciones. Como pescadores deportivos debemos de asumir la responsabilidad de que las truchas que pesquemos sigan viviendo.
El camino de la trucha hacía la muerte comienza nada más clavarla con el anzuelo. Que siga con vida solo depende de nosotros.
Una trucha expuesta 30 segundos al aire tiene una tasa de mortandad del 35%, un 75% estando un minutoCuando la trucha toma nuestro engaño debemos de clavar con firmeza, pero sin brusquedad para evitar roturas de hilos, desgarros o revoloteos innecesarios. Luego el miedo la hace espantar, brincar y luchar, estresándola y aumentando así el ácido láctico producido por su tejido muscular, cansándola, agotándola y rindiéndola, algunas mueren desmayadas por que han utilizado todo el oxígeno en la pelea y el dióxido de carbono invade su sistema. No demoremos su pelea innecesariamente, usa el sedal adecuado, sacadera y anzuelos sin muerte. No la traigas haciendo esquí acuático, ni la arrojes a la ribera porque le desgarraras la boca y la golpearas en el aterrizaje.
Debemos de tomar todas las medidas precisas para que la trucha siga con vida. Utiliza una sacadera, mojada y limpia, para acortar la pelea, que sea de malla sin nudos.
Sujeta la trucha a través de la tela y panza arriba, de esa forma harás menos presión sobre los órganos más sensibles y el pez se inactiva como en inmovilidad tónica y puedes liberarla con mayor facilidad. Utiliza un desanzuelador si está difícil el desenganche y si el anzuelo está trabado en zonas branquiales o en el esófago corta el sedal lo más próximo al anzuelo que puedas para evitar el sangrado, se estima que el 60% de las truchas lo expulsan en 4 semanas y la mortandad asociada al sangrado es de un 50%. No coger la trucha nunca con las manos secas, no la sujetes por las agallas, no la refriegues contra el vadeador, no la aprietes en exceso, ni la pongas en el suelo aunque haya hierbas. No hay que alterar el mucus que recubre su cuerpo y protege al pez de infecciones y enfermedades. Los hongos son sus enemigos mortales.
Sacar una trucha fuera del agua, para hacerle una foto, le incrementa notablemente el quebranto físico ya causado y la acercamos más a la muerte. Si le vas hacer una fotografía hazla con el pez en el agua y si no, sácala el tiempo justo porque la estructura anatómica de los peces no está creada para resistir la gravedad. Cuando exponemos la trucha al aire durante 30 segundos se calcula que su mortandad es de un 35% y las que viven necesitan 2 horas para recuperarse, si doblamos ese tiempo a un minuto la mortandad llega al 75% y la recuperación de las que sobreviven será de hasta 3 horas. Esa exposición hace que los filamentos rojos de las agallas se colapsan en masa provocando que el pez comience a sofocarse inmediatamente ya que son los que transforman el dióxido de carbono en oxígeno. Mantenla en el agua, la mayor presión hazla en la cola, pero no la cuelgues de ella. Justo por detrás de las agallas y a la altura de aletas pectorales tienen el corazón y el higado y es ahí donde debemos de evitar cualquier presión que oprima estos organos vitales, de lo contrario podriamos causar la muerte de la trucha de inmediato o alcabo de unas horas de su liberación aunque la veamos marchar nadadando. Devuélvela inmediatamente al agua con suavidad, reanímala fuera de la correntada y disfruta cuando se vaya río adentro.
Esto no es rizar el rizo, porque cuanto más cuidado pongamos con nuestras capturas más garantías de supervivencias tendrán, más disfrutamos del momento y cuanto más y más sumemos mucho mejor para los peces, el río y para nuestra afición. La trucha es un pez demasiado valioso para pescarlo una sola vez.