El montañero abulense se muestra satisfecho con su intento de subir al Annapurna, donde volverá el próximo año
Carlos Soria habla desde el pueblo de Soti Khola, en Nepal, pocos días después de haber decidido abandonar el objetivo de hacer cumbre en el Annapurna. Este montañero abulense de 73 años comenzó su aventura el pasado 20 de marzo y la dio por terminada el 4 de mayo, después de dos intentos fallidos debido a las pésimas condiciones meteorológicas que, según sus palabras, suponían “jugarse la vida a cara o cruz”.
En esta entrevista concedida a Ical se muestra tranquilo y satisfecho tanto con la experiencia vivida en el Himalaya, como con la decisión de haber aplazado el reto, quizá para la próxima primavera.
Cómo se encuentra
Estupendamente, formidablemente. Estoy encantado de todo lo que he hecho y de toda la experiencia vivida en el Himalaya este año. Siempre, cuando vienes a hacer una cumbre y no lo consigues, piensas que qué pena, pero no tengo ningún problema de conciencia ni nada parecido porque sé que lo que he hecho es lo que tenía que hacer.
Cuándo decide emprender la aventura de ascender las 14 montañas más altas del mundo
Precisamente subir al Annapurna ahora, con 73 años, ha sido porque me apetece terminar esas 14 cumbres de 8.000 metros. La primera de esas montañas la conseguí 38 años después de haberlo intentado por primera vez. Al Annapurna no había venido nunca. Es una montaña que tiene mala fama por su peligrosidad, pero me apetecía subirla. Lo que pasa es que este año ha habido un peligro especial. Lo hemos intentado con ganas pero hemos tenido algunos reveses importantes.
Nueve de esas cumbres de 8.000 metros las ha hecho después de los 60 años, ¿no le pide el cuerpo un poco más de serenidad?
A mí no me pide tranquilidad, tan sólo una tranquilidad relativa y ahora tengo mucha más que antes porque desde los 11 a los 65 años he trabajado. Por eso estoy tan satisfecho con lo que ahora hago.
Decía que el Annapuerna tiene mala fama…
El Annapurna siempre es una montaña con peligro, pero este año el riesgo ha sido mayor porque todo el Himalaya tiene muchísima nieve. Una montaña que de por sí es peligrosa, con estas condiciones se convierte en más que peligrosa.
Sin embargo, usted defiende que a la montaña hay que tenerle respeto, no miedo
Claro, con miedo no subes a una montaña. Hay que tener respeto porque sabes a dónde vas y el riesgo que estás asumiendo, aunque no vienes asustado. He de reconocer que aquí uno puede asustarse un poquito más, pero el miedo te paraliza y hay que huir de él. Del respeto, nunca, porque practicamos un deporte que es peligroso, no cabe duda.
Cómo se vive el compañerismo en una experiencia como esta
El compañerismo lo he vivido siempre. Tengo muy buenos compañeros aunque no vengan conmigo al Himalaya, son mis compañeros de montaña de toda la vida. Aquí ese sentimiento lo he vivido intensamente, sobre todo el año pasado y este en el que tengo una expedición, gracias al patrocinio de BBVA, porque antes iba solo, dentro de un grupo de gente que compartía permiso y campo base. Ahora dispongo de mi propio equipo, prácticamente elegido por mí y eso es muy agradable. Hemos disfrutado de un ambiente maravilloso en el campo base.
Hay también momentos para la soledad allí arriba
Sí, hay muchísimo tiempo para la soledad, todo el que quieres. Hemos vivido durante más de 40 días en un campo base y tenemos una tienda de campaña para cada uno, otra para comer y estar todos juntos y una tercera que dedicamos a comunicación. Puedes elegir lo que más te apetezca en cada momento del día; irte a tu tienda a estar solo, leer o escuchar música, pasear por los alrededores o estar con los compañeros.
Qué piensa en esos momentos de soledad
Piensas en la suerte que tienes de poder hacer las cosas que te gustan. Piensas en tu familia, yo tengo mucha familia, tengo hijas, nietos y esposa. Pienso en futuros proyectos y en lo a gusto que estoy por lo que estoy viviendo en ese momento.
Cómo lleva su familia estas aventuras
Muy bien, vivo con mi mujer desde hace casi 50 años y siempre hemos hecho montaña. Mis hijas también han compartido conmigo muchas actividades de montaña, las cuatro hijas que tengo, que repetimos de vez en cuando. Si no lo llevaran tan bien, yo no podría ir a la montaña porque así no se podría vivir. Pero nunca me he topado con ningún problema. Mi familia sólo me brinda apoyo, como mis amigos y aquellos que me rodean.
¿Es la prudencia la principal virtud que debe tener un montañero?
No, la prudencia es una de las cualidades que necesita pero además requiere el entrenamiento, la decisión y las ganas de hacer lo que está haciendo, si no, aquí no pintas nada. No se suben las montañas sólo con prudencia, aunque es muy importante en un deporte peligros como este y absolutamente necesaria para enfrentarse a una montaña como el Annapurna.
Cómo son las horas previas a iniciar un ascenso a la cumbre
En esta montaña, especialmente, son un poco tensas porque desde el primer momento nos ha dado algunos sustos. Estás en el campo base, sabes que por fin has decidido subir hacia la cumbre y ese día y esa noche tienes un cosquilleo en el estómago que no aparece en todas las montañas. Te dices a ti mismo: sé dónde estoy y en qué condiciones está la montaña, y sabes que nunca ha estado en unas condiciones demasiado perfectas.
Cómo se combate el frío a varios miles de metros
El frío no causa ningún problema porque el equipo que utilizamos para subir montañas es perfecto, así que las bajas temperaturas se combaten bien. Cuando hace viento el frío puede ser más intenso pero el equipo está adaptado para lo que estamos haciendo. Aunque parezca que pasamos un frío terrible no es así.
Cuándo se sabe que ha llegado el momento de abandonar el objetivo
Cuando el peligro llega a unos límites en los que te estás jugando la vida y supone jugártela a cara o cruz prácticamente. Mi última decisión fue por eso. La montaña estaba muy cargada de nieve y la treintena de personas que caminábamos hacia el campo 3 tomamos la decisión de darnos la vuelta por el peligro que entrañaba la montaña. Dos días después, la situación era aún peor. Era necesario que la nieve de las laderas se serenara y eso sólo ocurre si hace sol y buen tiempo durante varias jornadas. Pero lo único que hizo fue nevar. No darse la vuelta me parecía prácticamente un intento de suicidio.
Cómo ha vivido los apoyos que ha tenido a través de las redes sociales
Eso me ha hecho absolutamente feliz, me parece maravilloso y un milagro que haya tanta gente apoyándome, creyendo en mí y dándome ánimos. Es una de las mejores cosas que me han pasado en mi vida de deportista porque nunca he tenido tanto apoyo como ahora.
Qué ha aprendido en el Annapurna
Muchas cosas nuevas no he aprendido; llevo 50 años subiendo montañas difíciles aunque siempre se aprende algo. Sabía dónde venía aunque el peligro normal del Annapurna se ha multiplicado este año. He aprendido que siempre hay que tener cuidado, que hay que observar, que no hay que dejarse arrastrar por la corriente de un grupo que piensa que sí hay que subir, cuando tú consideras que no es el momento. Nunca debes dejarte arrastrar. Más que aprender algo nuevo, recordar lo que ya sabía.
Fuente: Ical