José Antonio Garzón / Cayeron los primeros copos de nieve y surgieron los primeros problemas. Los partidos que comenzaban a las diez de la mañana se suspendieron por la capa blanca que cubría los campos. Cuatro o cinco centímetros de nieve y una temperatura que rondaba los cero grados. 

A partir de las once estaba previsto que los partidos se reanudaran, pero, sin presencia en las instalaciones de ningún representante de la federación ni del colegio de árbitros, todo quedaba en manos del criterio de cada colegiado. Así mientras se suspendían partidos por el mal estado del terreno de juego, en ese mismo campo se jugaba otro partido sin mayor problema (el de la imagen), y mientras, los niños en el campo esperando durante más de una hora a que alguien tomara una decisión, bueno niños algunos, otros equipos solo se presentaron con su entrenador y las correspondientes fichas.
Esperemos que sea la última vez, que alguien marque unas normas, y que éstas sean las mismas para todos. Un campo está o no está practicable independientemente del club que vaya a jugar en él y los jugadores tienen que presentarse a los partidos con la antelación oportuna, si no hay comunicación de suspensión, pertenezcan al club que pertenezcan.  
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