El Real Ávila firma otra noche legendaria y elimina al Real Avilés en una prórroga de locura

Ángel G. Alameda / En Ávila volvió a rugir la magia de la Copa. En una noche con el Adolfo Suárez abarrotado y vibrante, el Real Ávila escribió una nueva página dorada en su historia al derrotar por 1-0 al Real Avilés Industrial, un rival de Primera Federación, en una eliminatoria agónica que se resolvió en la prórroga gracias al gol de Vitolo, héroe inesperado y símbolo de la fe encarnada.

🏟️ Una batalla de estilos y corazones

El partido arrancó con respeto y nervios. El Avilés, más rodado, trató de imponer su jerarquía con posesión y presión alta.. El Ávila, fiel a su estilo valiente, respondió con un 4-3-3 lleno de juventud y descaro, con novedades en el once titular que habitualmente disputa la liga, como el portero Samu, el defensa Babacar o el extremo Sarr.

Durante la primera media hora, los asturianos dominaron el balón, pero la primera gran ocasión fue local: un disparo seco de Sarr, que rozó el poste y despertó a la grada. Con el paso de los minutos, el equipo de Marc García creció, empujado por su afición y el talento de Adri Carrión por banda. Al descanso, el empate sin goles era un fiel reflejo del equilibrio en el campo y la tensión en las gradas.

⚔️ Samu, el guardián del sueño

En la reanudación, el Avilés dio un paso adelante. Pablo Álvarez, que había entrado por el lesionado Yasser, probó desde casi 40 metros y su disparo, tocado por Samu, se estrelló en el palo. El guardameta, debutante bajo palos, empezaba a escribir su propia historia.

Los visitantes, con Raúl Rubio y Cayarga como estiletes, dispusieron de dos ocasiones clarísimas, pero Samu volvió a responder con reflejos felinos. El Ávila, lejos de achicarse, devolvió el golpe con un remate cruzado de Gonzalo Serrano que lamió el poste.

Con el 0-0 y los músculos exhaustos, el partido se marchó a la prórroga, como si el destino quisiera alargar la emoción.

⚡ El instante eterno de Vitolo

El tiempo extra fue un ejercicio de resistencia. El cansancio era evidente, el aire escaseaba y los nervios se palpaban. Pero el corazón de los abulenses latía más fuerte.

Y en el minuto 108, cuando todos miraban de reojo a la tanda de penaltis, llegó el momento que quedará grabado en la memoria colectiva del Real Ávila.

Carlos Pérez colgó un córner desde la izquierda. El balón se envenenó, Carlos Pascual lo devolvió al área y, entre una maraña de piernas, Vitolo metió la puntera para enviar la pelota al fondo de la red.

El estadio estalló. Una explosión de júbilo, abrazos y lágrimas. El Adolfo Suárez tembló como en las noches grandes.

🛡️ Resistir hasta el final

El Real Avilés se volcó con todo. Julio cabeceó un córner que Carlos Pascual sacó bajo palos. En la última jugada, Isi Ros tuvo el empate, pero Samu, el debutante, se lanzó al suelo y detuvo el disparo con el pie, convirtiéndose en el héroe definitivo de la noche.

Con el pitido final, los jugadores se fundieron en un abrazo eterno. La grada coreaba un “¡sí se puede!” que resonará durante mucho tiempo.

El Real Ávila, un equipo de Segunda RFEF, había vuelto a derribar a un gigante asturiano. Como el año pasado frente al Oviedo, esta vez fue el Avilés el que sucumbió ante la fe de un grupo que no entiende de imposibles.

🌟 Una noche para la historia

En una Copa del Rey que no deja de regalar gestas, Ávila vivió la suya. Una noche de épica, orgullo y pasión. Un gol de Vitolo, un portero colosal y una afición que nunca dejó de creer llevaron al Real Ávila a una nueva ronda en la que espera un rival de Primera División.