El Óbila asalta Vitoria y firma su cuarto triunfo consecutivo

López Manrique / El Óbila Club de Basket sigue en estado de gracia. Los verderones asaltaron Vitoria con autoridad y temple para derrotar al filial del Baskonia (81-92) y encadenar su cuarta victoria consecutiva, un resultado que los catapulta a la segunda posición de la clasificación y consolida su candidatura a todo. En un encuentro de enorme exigencia ante un rival plagado de jóvenes promesas del baloncesto, los abulenses mostraron oficio, carácter y el liderazgo arrollador de Mario Linde, que firmó una actuación colosal: 32 puntos, 34 de valoración y un recital que guió a su equipo hacia un nuevo triunfo.

El choque comenzó con igualdad y ritmo alto. Baskonia golpeó primero, pero Víctor Taveras respondió con un triple que marcó el camino. Ambos conjuntos intercambiaron canastas en un primer cuarto de tanteo, con errores en los lanzamientos y pérdidas que reflejaban la tensión del duelo. El Óbila trataba de imponer su defensa agresiva, logrando pequeñas ventajas que nunca superaron los cinco puntos. Al final del primer parcial, los de Antonio Déniz mandaban 24-27, dejando claro que iban a por todas.

En el segundo cuarto, el equipo abulense pisó el acelerador. La defensa presionante desquició a los jóvenes jugadores vascos, y el ataque comenzó a fluir con ritmo y confianza. Taveras, dominante bajo el aro, firmó un mate espectacular para poner el 34-45 y sumar su duodécimo punto personal. Mientras, Linde desplegaba su repertorio: tiros exteriores, penetraciones y liderazgo en cada acción. El Baskonia pedía tiempo muerto, pero el vendaval visitante no cesaba. El Óbila se fue al descanso con un 45-57 y la sensación de tener el partido bajo control.

La reacción vasca llegó tras el paso por vestuarios. En apenas dos minutos, el Baskonia recortó la diferencia a siete puntos (50-57), con Diallo y Maker Bol, dos torres de apenas 17 y 16 años, imponiendo su envergadura en la pintura. Pero el Óbila, lejos de descomponerse, tiró de oficio. Controló el rebote, movió con inteligencia el balón y encontró en Carlos Hernández puntos vitales para mantener la ventaja. Con una canasta sobre la bocina de Linde, los verderones cerraron el tercer cuarto con un valioso 65-72.

En el último acto, el conjunto abulense no dio opción al milagro. Los vitorianos amagaron con una remontada, pero el Óbila cortó cualquier reacción con temple y precisión. Con el cronómetro en el minuto 36, el marcador señalaba 70-84 y la victoria se intuía abulense. Ni las eliminaciones por personales de Tejerina y Taveras hicieron temblar a los de Déniz, que supieron sufrir, gestionar la renta y mantener la calma hasta el 81-92 final.

Cuarto triunfo consecutivo, segunda plaza y una sensación creciente de solidez. Este Óbila enamora por su carácter coral, su intensidad y por tener en Mario Linde a un líder capaz de marcar diferencias en cualquier cancha. En Vitoria, los verderones firmaron no solo una victoria, sino una declaración de intenciones: están listos para luchar por lo más alto.

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