@deportesavila / ‘Annus horribilis’ el que está a punto de expirar para el ciclista abulense Diego Rubio, que no ha renovado por el Burgos BH, después de llevar cinco temporadas en la escuadra castellana. A sus 31 años su futuro encima de una bicicleta está en el aire.
El 2022 ha sido un calvario para el de Navaluenga, lastrado por el paso por el quirófano en varias ocasiones. La primera tras romperse en enero la cabeza del fémur en el Trofeo Alcudia de la Challenge de Mallorca, cuando solo llevaba tres días de competición en la que era su novena campaña como profesional.
Durante el mes de mayo regresaba a las carreteras en el Tour de Estonia. Allí volvió a dar con sus huesos sobre el asfalto. Tras pedalear unos kilómetros se fracturaba el cúbito y el radio. En el país báltico fue operado de forma chapucera. Le colocaron mal las placas y la escayola, impidiendo que el hueso soldase. Transcurrieron cinco meses de incertidumbre y en octubre tuvo que entrar de nuevo en el quirófano para arreglar el desastre causado por los médicos estonios.
Operado otra vez, su recuperación para la práctica del ciclismo está en el aire. Podría desenvolverse en la vida normal pero es una incógnita que pueda seguir compitiendo como ciclista. El Burgos BH no ha contado con él para 2023, algo que comprende Rubio. Con Julio Izquierdo, el manager general de su última formación ciclista no ha cerrado la posibilidad de que en un futuro pueda volver vestir sus colores.
No se da por vencido. “No quiero que este sea mi final como profesional, voy a intentarlo y a hacer todo lo posible, pero también tengo que ser realista”, ha declarado el abulense recientemente al diario deportivo As. En estos primeros días de diciembre se someterá a una revisión médica. La situación no es fácil para él. “Hay veces que no lo llegas a asimilar, y obviamente los médicos no te dicen directamente que no vas a competir más, pero te dan su opinión sobre la situación”.
“Sinceramente, a estas alturas ya ni pregunto plazos cuando voy a revisiones”, indica Diego Rubio. “Lo primero, a nivel cotidiano, me gustaría que quedase el brazo bien para poder llevar una vida normal. Eso es principal, y obviamente después intentaría luchar por seguir con mi sueño”, concluye el ciclista, que ha tenido ocasión de participar en cuatro Vueltas a España, terminando en tres de ellas, además de obtener el segundo puesto en una etapa de la Volta a Catalunya que estuvo cerca de ganar en 2018, año en el que terminó 5º en la Vuelta a Castilla y León y 7º en la Clásica de Villafranca de Ordizia.