@deportesavila / El entrenador abulense David Mangas consiguió el pasado fin de semana el éxito más importante de su carrera deportiva: alcanzar al frente del Grupo Alega Cantabria el ascenso a la LEB Oro, la segunda categoría del baloncesto español tras la Liga Endesa.
Más de 2.500 espectadores en el pabellón Vicente Trueba de Torralavega -el mismo donde el Caja de Ávila de voleibol conquistase conquistase en 1995 la Copa de la Reina- veían como el Alega Cantabria ganaba por 61-58 al Bueno Arenas Albacete al que ya había derrotado en tierras manchegas en el primer encuentro de la eliminatoria final por 17 puntos de diferente (55-72).
Entre los jugadores del equipo cántabro, dos de ellos estuvieron en su día a las órdenes del técnico abulense en el Óbila: el base internacional venezolano Harold Cazorla y el alero onubense ‘Alo’ Marín. El primero supo generar juego para sus compañeros, especialmente para que el segundo, con dos triples consecutivos, pusiera diferencias máximas para el Alega Cantabria.
Mangas era el entrenador más experimentado de la LEB Plata. Llevaba tres temporadas como técnico del equipo cántabro. Antes contaba a sus espaldas con una larga trayectoria que comenzó en el Óbila Club de Basket del que fue uno de sus fundadores. Con la entidad verderona desempeñó todo tipo de funciones hasta que en 2006 se convierte en entrenador ayudante del primer equipo. Tardó seis años en convertirse en el entrenador principal. Un período que podía haber sido más corto pero cuando le ofrecían el puesto prefería seguir de segundo.
Desde 2013 a 2017 llevaría la voz cantante en el banquillo del Óbila. En este tiempo lograba meter en las finales de Liga y Copa de LEB Plata a su equipo de la temporada 2015/2016, quedando subcampeón en ambas competiciones.
Una vez concluida su etapa en el Óbila buscó otros retos deportivos que le llevaron en el 2017 al Basket Navarra y un año más tarde al Grupo Alega Cantabria. En total, Mangas lleva 17 años consecutivos en LEB Plata, todo un récord para el técnico abulense que ahora saborea las mieles del éxito.