@deportesavila / La gran temporada que está realizando David González, con varias victorias y posiciones de podio en diversas carreras, le han colocado en la élite nacional de los corredores sub-23. Y por eso es uno de los integrantes de la selección española que a partir del próximo viernes disputará el Tour del Porvenir, la vuelta ciclista por etapas sub-23 y por selecciones nacionales más prestigiosa del planeta. El fontivereño ya corrió con el maillot de España del 31 de mayo al 3 de junio en el Gran Premio de las Naciones.

En total, serán 10 etapas las que tendrá que afrontar el corredor del Caja Rural-Seguros RGA del 17 al 26 de agosto, que estará acompañado por Fernando Barceló (Euskaid Murias), Jaime Castrillo (Movistar Team), Juan Pedro López (Polartec-Kometa), Gotzon Martín (Fundación Euskadi) e Ibai Azurmendi (Fundación Euskadi). Todos ellos dirigidos por Pascual Momparler, el seleccionador nacional, que considera que “tenemos equipo para plantar batalla”.

Un equipo repleto de buenos escaladores entre los que aspiran a todo como Barceló, reciente medalla de bronce en el Campeonato de Europa sub-23, o Castrillo. El Tour del Porvenir ha tenido como ganadores en los últimos años a ciclistas españoles que ya destacan en el campo profesional como Marc Soler y Rubén Fernández. No en vano, España es la segunda en el palmarés histórico de la prueba, con 12 ganadores, solo por debajo de Francia con 19.

El colombiano Iván Ramiro Sosa, pletórico de forma y reciente vencedor de la Vuelta a Burgos, parte como gran favorito para la victoria y así suceder a su paisano Egan Bernal, que se adjudicó la general el pasado año.

Las tres primeras etapas discurrirán por un terreno siempre peligroso para los que aspiran al triunfo final como es la Bretaña francesa: un enclave escarpado que puede provocar dificultades para los españoles, según señala Momparler “por el viento” y la dificultad “de controlar con solo seis corredores”, por lo que “tenemos que estar muy atentos a que no se nos cuele ningún rival importante en algún corte”.

La cuarta etapa es una contrarreloj por equipos, no demasiado larga (20 km.), que puede provocar las primeras diferencias importantes de la general. “Tenemos que estar en los tiempos de los equipos que, como nosotros, son de escaladores”, indica el seleccionador.

La quinta etapa es propia para una llegada masiva al sprint, mientras que la sexta será la más larga de todas, con un total de 183,5 kilómetros, debiendo subir los ciclistas el muro de Cérilly.

La esperada montaña llegará en la séptima etapa, con un recorrido corto pero intenso: 35,3 kilómetros entre Moûtiers y la subida final a Méribel, puerto de 1ª categoría y 12,2 km. Los escaladores tendrán otro final en alto en la octava etapa con el Col du Vorger (3ª), el Col de Montessuit (2ª) y el Col de la Forclaz (2ª), antes de afrontar la subida al Crest-Voland Cohennoz (2ª), lugar donde estará situada la meta.

Todo parece indicar que la carrera se decidirá en las dos últimas jornadas alpinas. En la 9ª etapa, de escaso kilometraje (89), el final lo pondrá la larga subida a Val d’Isere, un largo puerto de 18 kilómetros, aunque con una pendiente media no demasiado relevante. Y la décima y última jornada deparará 150,8 kilómetros de recorrido con la subida al Col de Iseran, el Col du Chaussy y el final en Sant-Colomban-des-Villards, afrontando los 10,8 primeros kilómetros del Grandon.


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