Julio Jiménez (i) subiendo con Raymond Poulidor (d) el Mont Ventoux el día que
falleció el británico Tom Simpson en el Tour de 1967
Lainformacion.com / El Tour de Francia ha llegado al Mont Ventoux, el gigante de Provenza que atesora en su ascenso múltiples historias que han llenado páginas en esta carrera centenaria, algunas curiosas, como el «baño» que sufrió el español Julio Jiménez en 1965, otras trágicas, como la muerte del inglés Tom Simpson dos años después.

Jiménez, tres veces rey de la montaña en el Tour, pudo ganar la etapa que terminaba en el horno que limita a casi 2.000 metros en 1965, pero un inesperado baño de agua le privó de disputar siquiera la victoria.
«Iba subiendo escapado y me alcanzó Poulidor, con quien tenía que discutir la etapa. Mi director, Langarica, me dijo que le atacara, y en ese momento, a 100 metros de la pancarta, salió un espectador de la cuneta y me tiró un cubo de agua fría en el estómago. Me descolocó por completo y el francés aprovechó para esprintar y ganar. Cogí un cabreo tremendo.», recuerda.
«El relojero de Ávila» tiene en su memoria el puerto que ha subido este domingo el pelotón del Tour como «un puerto duro donde te falta el oxígeno, prácticamente seco, sin sombra, donde pega el sol de plano«.
Dos años después, el abulense, actualmente de 79 años, vivió de cerca la muerte del inglés Tom Simpson en las rampas del Ventoux. Jiménez se proclamó en 1967 rey de la montaña con la camiseta de la selección española, si bien militaba en el equipo Bic de Jacques Anquetil.
Un 13 de julio, el ciclista abulense coronó en solitario la cima del Ventoux, pero la meta estaba en Carpentras. En el llano le capturó el grupo de perseguidores y el triunfo se lo llevó el holandés Jan Janssen.
Por detrás se había consumado la tragedia. Tom Simpson, nacido el el 30 de noviembre de 1937 en Haswall, dio su última pedalada en «el horno» del Ventoux, en cuya cuneta una escultura aún recuerda una muerte que heló la sangre del pelotón.
Algo tétrico rondaba por el ambiente aquel día. El sol abrasaba con una temperatura de 35 grados. El médico de la carrera, Pierre Dumas, vaticinó por la mañana que «con este calor puede haber muertos«.
Julio Jiménez tuvo en meta una pena doble: perder la etapa y a un compañero y amigo
«Hacía un calor horrible, pero nos quedamos todos helados. Había compartido escapadas con él y manteníamos una buena relación. Era campeón del mundo, una gran persona y un gran corredor. Le recuerdo como un tío majo, pero muy callado, muy inglés«, rememora Jiménez, quien coincidió con Simpson en viajes y en varios criteriums.
Un día después, el pelotón del Tour de Francia rodó en marcha tranquila entre Carpentras y Sete y entró unido el equipo de Inglaterra, con el mejor gregario de Simpson al frente, Harry Hoban», quien luego se casó con la mujer del ciclista fallecido.
Las teorías más verosímil sobre las causas de la muerte indica que Simpson se paró en un bar al pie del Ventoux, y allí cometió un error fatal.
El forense dictaminó «una insuficiencia cardiaca» producida por el consumo de anfetaminas y alcohol. Incluso algunos ciclistas aseguraron que le vieron en la salida bebiendo brandy.
El director del Tour, Jacques Goddet, encontró anfetaminas en el bolsillo de su maillot, pero el «colapso cardíaco» fue la versión oficial. Un informe señalando al dopaje como culpable hubiera privado a su esposa de cobrar una buena cantidad de francos en concepto de seguro de vida.
Un testigo presencial de la muerte de Simson en carrera fue el francés Lucien Aimar.
«Se cayó una primera vez y su director le gritó para que se pusiera en pie. Se levantó y se puso a mi rueda, sin dar relevos. Le pasé mi bidón para que bebiera, pero lo rechazó y lo tiró sobre la carretera«, señaló el exciclista galo.
Aimar le grito para subir el puerto juntos, «pero no me escuchaba«. Entonces cayó una segunda vez. Tenía cara de cadáver y la gente le estaba rodeando«.
Simpson ganó el Tour de Flandes en 1961, la Milán San Remo en 1964, el Campeonato Mundial y el Giro de Lombardía en 1965, la París Niza en 1967, y la última vez que levantó los brazos fue en la Vuelta a España de 1967, en la decimoquinta etapa disputada entre Vitoria y San Sebastián. En la quinta también se impuso en Madrid.
El recuerdo de Simpson forma parte de la historia del Tour de Francia. El personaje, la cruel muerte, el escenario, ayudan a engrandecer la épica de la mejor carrera del mundo por etapas.
Hace un año Bradley Wiggins se convirtió en el primer británico ganador del Tour. Un homenaje a su compatriota.
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