Pablo Lastras, capitán de ruta del Movistar Team, repasa las novedades de la escuadra telefónica y sus ambiciones en el camino hacia su 16ª temporada en la plantilla
Pablo Lastras |
Difícil encontrar una voz más autorizada que la de Pablo Lastras (San Martín de Valdeiglesias, 1976) para hablar del nuevo proyecto de Movistar Team para 2013. El madrileño, camino de su decimosexta temporada en la máxima categoría, no conoce otra estructura que la de Eusebio Unzué en un pelotón profesional español en el que se ha convertido en la gran referencia por su experiencia, calidad y carisma. Desde la tranquilidad del Hotel Castillo de Gorraiz en el que la escuadra telefónica disfruta de su primer encuentro conjunto, Lastras repasa pasado, presente y futuro.
Pasan los años, los corredores, los patrocinadores, los equipos… y tu nombre sigue resistiendo…
Cierto, sí. Entre los más veteranos quedaba Joan Horrach, que lo ha dejado y de mi generación pero de meses posteriores son Garate, Mancebo o Sevilla. Siento que todavía me queda cuerda, pero también que tengo fecha de caducidad. De momento me he marcado 2013 y 2014 como objetivo. Prefiero estar dos años con esta competitividad que hacerlo otros dos a un nivel menor. No me gusta ser mediocre en nada. Llegados a ese punto, valoraremos. Dependerá sobre todo del cansancio mental porque físicamente me cuido mucho y no creo que tenga problemas para mantenerme. No me siento mayor. Cuando estás rodeado por los mejores, como es mi caso, es mucho más fácil aguantar.
¿Te sientes como un referente no sólo para tus compañeros, sino también para el resto de ciclistas?
Puede ser, sí. Creo que también me lo he ganado con el trabajo, haciendo bien las cosas y respetando a corredores o equipos de menos nivel que también son necesarios en el ciclismo. Así he creado un vínculo con mucha gente que no es tu amiga, pero que sí valora tu voz o la de colegas como Iván Gutiérrez y hacen que nuestras opiniones sean tenidas más en cuenta. Respeto. Esa es la palabra y uno de los pilares básicos que para mí debe tener el ciclismo de alto nivel.
Son ya quince años de concentraciones invernales con el equipo. ¿En qué notas más el paso del tiempo, qué es lo que más ha cambiado en este aspecto dentro del equipo?
El ciclismo no son matemáticas, hay muchas variables de las que depende el rendimiento. Algo que ha cambiado bastante es la planificación, que ahora es más personalizada y que te permite obtener un mejor rendimiento corriendo menos. Pero en la comunicación diaria es en lo que más veo que ha evolucionado esto. La relación con los compañeros, los directores, los preparadores… y en nuestro caso con nuestro mánager. Siempre he dicho que una de las claves de este equipo es cómo ha sabido evolucionar Eusebio en los últimos años. Trabaja mucho y duerme poco, estudia los recorridos… Siempre pongo dos ejemplos de 2011. A Ventoso le preguntó que qué creía que podría conseguir en la París-Roubaix y Fran le dijo que terminarla. Eusebio le dijo de que había visto los recorridos de Castilla y León y le convenció de que podía ganar una etapa. Fue y ganó dos. Con Xavi Tondo pasó parecido. Acababa su primer ciclo en las clásicas de las Ardenas y después tenía que descansar para preparar el Tour. No pudo correr allí por un cólico y él le dijo: “Quiero que vayas a Castilla y León y disfrutes”. Xavi le hizo caso y ganó la Vuelta. Ese don lo consigue Eusebio comunicando. Nunca falta un mensaje, un whatsapp o un e-mail suyo.
En el caso de un veterano como tú, ¿cómo te planteas estos tres meses entre el final de una temporada y el inicio de la siguiente?
Lo estructuro ‘queriéndome’ un poco. Para empezar bien hay que descansar bien. Tener unas merecidas vacaciones, desconectar de la bicicleta. La globalización del ciclismo ha traído los inicios de temporada en enero y el final a mediados de octubre. Eso obliga a desconectar mucho y, al menos yo, sólo lo consigo cuidándome un poco y quedando mal con la gente. ¿Cómo quedas mal? Pues te invitan a cenas, a actos… y casi siempre digo que no. Sólo acudo a cosas muy concretas que creo muy constructivas como charlas en colegios, en una escuela. Ahora no estoy capacitado para irme a una cena, qué sé yo, a Palencia y al día siguiente ir a correr un critérium a Murcia. Antes sí lo hacía, ahora no lo hago. Me quiero un poco. Después de una temporada estresante de viajes, de competiciones, de exigencias… tienes que aprender a decir que no. Paro un mes completamente, relax total. Terminé de ‘desentrenar’ el 29 de octubre y empezaré a entrenar el 29 de noviembre. Se acortan las pretemporadas y ahora empiezas ya directamente con bicicleta y gimnasio. Antes podías ser más polifacético y hacer otros deportes. Sé que ya no se lleva lo de descansar un mes completamente, pero en mi caso tengo la ventaja de que me conozco tanto que prácticamente no engordo. Seguramente cuando me suba a la báscula el primer día, habré cogido como mucho un par de kilos. ¿Qué cómo se consigue eso? Cuidándote, sin más.
Esa profesionalidad, digamos que extrema, ¿es la que te ha permitido llegar a esta edad a tu mejor nivel?
No sólo el ser metódico, sino el hecho de tener siempre motivación y ganas. Si he mejorado mucho estas tres últimas temporadas ha sido por saber evolucionar al ciclismo que hay ahora. Creo que he explotado esa capacidad que tengo de aprendizaje permanente. Hay que ser metódico, claro que sí, pero luego también hay que saber llevarlo a la carretera, a los días de frío, de lluvia… lo que hablaba antes de que el ciclismo no es matemático, no son sólo cifras de laboratorio. Antes se hacía parecido, pero no se hacía igual. Corrías mucho, no entrenabas tan bien, no dabas tanta importancia a la alimentación o al descanso…
Analizando un poco la pasada campaña, ¿cómo valoras tu rendimiento en 2012?
Ha sido una temporada rara. Todos los años consensuaba la planificación con Eusebio, pero para 2012 me dejó elegir mi calendario. Escogí las clásicas del pavé para poder terminar todas, que era un reto que tenía pendiente. Lo conseguí, pero esas carreras te dejan un poco destruido y tardas en recuperarte. Cuando me repuse, tuve un problema familiar y me costó mucho la parte final de preparación hasta el Giro. Aún así conseguí llegar fuerte y confiado a Italia, pero cuando empezaba a despegar llegó la caída. ¿Y qué iba a hacer? Pues levantarme, no quedaba otra. A partir de ahí, me centré en recuperarme y pasar a un papel secundario volcándome en ayudar a los compañeros. Creo que lo conseguí en carreras como Benelux y, sobre todo en la Vuelta. ¿Resultados a nivel individual? Ninguno. Pero en cuanto a nivel de aportación al equipo, creo que ha sido muy bueno.
¿Las secuelas de la caída del Giro están ya olvidadas?
Estoy fastidiado todavía, pero ahora estoy todavía en modo off, necesito más descanso. En cuanto llegue ese 29 de noviembre empezaré a hacer fortalecimiento de la zona de las costillas que aún tengo tocada. Me preocupa, pero lo voy a solucionar. Las costillas están bien soldadas, no tengo problemas respiratorios… pero a nivel postural tengo que autoconvencerme de que tengo que trabajar específicamente para evitar los dolores.
¿Te quedó un sabor agridulce en la Vuelta a España por no haber podido repetir un triunfo de etapa?
Para nada. La gente más cercana me lo decía antes de la Vuelta y yo les decía que si iba con la mentalización que tenía en 2011 de ganar una etapa estaba equivocado. Al 75%, Alejandro Valverde te gana carreras, pero al 95% te puede ganar la Vuelta a España. Así de sencillo. Le conozco desde 2005 como compañero y antes como rival y quien venga a este equipo pensando en brillar a nivel individual cuando esté Alejandro, es mejor que se quede en casa. Lo hablamos en este mismo hotel en la víspera de arrancar la Vuelta en Pamplona y todos teníamos claro lo que había que hacer. Para mí ver esa unión del equipo y lo que conseguimos gracias a ello, es tan bonito como una victoria individual.
Aunque todavía no está definido tu calendario, ¿hacia donde te gustaría orientar tu temporada en 2013?
Me gustaría repetir en Giro y Vuelta. Seguir enseñando a los jóvenes y, por qué no, optar a una victoria de etapa en Italia. Me veo todavía ganador. Y en la Vuelta a España volcarme en ayudar a un gran líder. Este año no hay objetivos personales como Campeonatos de España, clásicas o Lombardía. Es un año importante porque toca renovar el patrocinio y hay que centrar los objetivos.
En estos primeros días de trabajo conjunto, ¿cómo ves el bloque del equipo para lo que espera en 2013? Con más bajas, algunas de nombres importantes, que altas, ¿temes que el nivel del conjunto se resienta?
La gente que se ha marchado es porque les ha venido una buena oportunidad deportivo-económica, porque habían pasado su mejor época o porque no valían, simplemente. Hay que ser críticos y yo soy el primero que lo soy conmigo mismo. Aquí hay oportunidades para todos y debemos sacar la parte positiva, que es que estamos en uno de los mejores equipos del mundo. ¿Lo que más destaco de este grupo? Su calidad. El nivel es igual al del pasado año, pero hay más calidad porque los que están van a rendir mejor y los que llegan, ya son expertos. Se ha buscado mejorar en el llano con Teruel y Dowsett. Szmyd es para mí el corredor en montaña que todo jefe de filas tiene que tener. Y nosotros le tenemos aquí. A Capecchi le hacía falta un equipo como este. Con confianza y sin presión va a rendir mucho más y estoy convencido que se va a disparar este año. A Ospina no le conozco, pero dicen que tiene cosas de Nairo, o sea que podemos tener otra delicatessen…
Decías el pasado año que la llegada de Alejandro Valverde iba a ser el revulsivo que necesitaba el equipo. ¿Cómo lo valoras doce meses después?
Estamos muy a gusto con Alejandro, la verdad. Le encuentro más humano, más persona, más compañero. Él ya tenía todas esas cualidades, pero quizás no sabía explotarlas. Ahora las tiene y las sabe sacar. Es un Alejandro más seguro. Ganador ha sido siempre y lo va a seguir siendo, pero antes era un jefe de filas en la carretera y ahora es un verdadero líder dentro y fuera de ella. Lo que más me ha sorprendido de él es la capacidad que ha desarrollado para escuchar y estar pendiente de los compañeros, de los auxiliares… Se preocupa de todo. Ha madurado muchísimo y eso nos da al resto mucha tranquilidad y mayor motivación. Si antes tu nivel de sufrimiento estaba en el kilómetro 130, con Alejandro llegas al 150 sin darte cuenta. Esa explosión de euforia que hemos tenido este año ha sido gracias a él.
Además del jefe de filas, siempre has destacado el futuro que tiene este equipo…
Eusebio ha sabido rodearse de un grupo de jóvenes como Quintana, Amador, Herrada, Costa, Sanz, Madrazo… que desde abajo han sido los mejores. Aquí se les exige pero no se les dinamita su físico desde el inicio. Nairo ha sido la sensación del año, pero a mí el que más me ha impresionado esta temporada ha sido Rui Costa. Como líder todavía le quedan muchas cosas por mejorar, pero me ha sorprendido mucho el gran motor que tiene. Su potencial es enorme. Pero no sólo él. Entre los jóvenes, Enrique puede ganar muchas carreras; Andrey habrá sorprendido a algunos, pero tenía esa victoria en las piernas hace tiempo, aunque él no fuera consciente. Madrazo anda muchísimo y ha pasado un año con lesiones importantes, pero le pasará como a Andrey. Cuando se centre, ganará lo que quiera. Quintana es la alegría personificada, un escalador de los de antes. Si se tiene paciencia con él, ganará muchas, muchas carreras.
¿Y el resto?
De la gente más consolidada me gusta mucho José Herrada. Sabe trabajar muy bien. Los Javi Moreno, Visconti, Intxausti o Castroviejo están un punto por encima. Son ganadores, compañeros, valoran dónde están y ello les hace adaptarse y evolucionar todavía más. El tener gente tan experimentada como Plaza o Karpets te da mucha confianza, pero si yo montase un equip al que ficharía a Iván Gutiérrez. Da mucha seguridad y estratégicamente es muy bueno, va por delante del resto. Imanol nos da consistencia, solidez. Es único en este equipo. Y entre los sprinters. Ventoso y Rojas saben ganar, trabajar, son importantes en las cronos… pero sobre todo son gente dura. Yo soy muy bruto, pero estos dos me superan, tienen un grado de dureza fuera de lo normal. En esos días decisivos de meteorología adversa, esa gente te da ganas de competir. Y que nadie olvide a Cobo. Sé que va a cumplir 32 años pero para mí todavía es un diamante en bruto. Confío mucho en él, tiene unas condiciones físicas fuera de lo normal y ni él sabe lo que puede caminar.
Es un año importante para el equipo, con la renovación de Movistar en el horizonte…
En cuanto a imagen, resultados, rendimiento… creo que la familia de Telefónica no puede tener ninguna duda. Pero a ellos, y especialmente a Luis Abril, hagan lo que hagan, les tendremos que estar agradecidos siempre porque apostaron por nosotros cuando peor estaba el ciclismo. Ojalá que continúen y que nosotros les pongamos fácil la decisión. El compañerismo, la unión que muestra este equipo… es difícil transmitirla así en otro deporte. El ciclismo va a seguir existiendo y merece la pena. Quizá sea un romántico, pero los valores que a mí me ha dado no los cambio por nada.