Un jovencísimo Julio Jiménez, el cuarto por la izquierda
Las viejas glorias del ciclismo aragonés celebraron el pasado domingo su tradicional convocatoria anual con una comida en la que se tributará homenaje a aquellos que en otras épocas destacaron dentro del ciclismo regional y nacional. Como máxima figura invitada estuvo el campeón abulense Julio Jiménez, quien presidió el encuentro, recibiendo el calor y el reconocimiento por sus gestas en el Tour y en otras importantes pruebas.

Julio Jiménez, apodado «El Relojero de Avila» desarrolló su carrera deportiva en la década de los sesenta defendiendo los colores de los mejores equipos del momento: Faema, Kas, Ford y Bic. Sin embargo su presencia en Aragón ha tenido una razón especial: «Mi primer equipo profesional fue un equipo aragonés, el equipo Catigene que organizó don Mario Suso. En este equipo alcancé mis primeras victorias importantes, como una etapa de la Volta a Cataluña en Puigcerdá, dos etapas de la Vuelta a Colombia y la cronoescalada de la Bicicleta Eibarresa frente a los Loroño, Bahamontes… También hice con Catigene mi primera Vuelta a España«. recuerda.
El Catigene fue un equipo modesto que estuvo dirigido por el bilbilitano Benito Cabestrero y por el aragonés afincado en Barcelona Santiago Mostajo. Este grupo acogió a los mejores ciclistas aragoneses del momento, como Adolfo Bello y los hermanos López. Su andadura deportiva ocupó las temporadas 60 y 61. «Fue un equipo del que guardo gratísimos recuerdos. Era una formación muy especial integrada por veteranos campeones como Iturat, Utset, Company o Barrutia junto a jóvenes entre los que me incluía. El rendimiento deportivo frente a los Faema y Kas de la época fue enorme«.
El Catigene sirvió de trampolín a Julio Jiménez y al año siguiente fichó por el todopoderoso Faema donde obtuvo diez victorias en dos años. «Aquí había grandes estrellas. Iba a pruebas internacionales pero no me llevaban al Tour«. En 1964 fichó por el Kas de Dalmacio Langarica logrando tres etapas del Tour, siempre en jornadas de montaña, y entre ellas su legendaria victoria en el Puy de Dome, precediendo al histórico duelo entre Anquetil y Poulidor. «Ese ha sido el día más feliz de mi vida ciclista. Pese a llevar la rueda descentrada y rozando el freno superé en la cima a Bahamontes y los dos franceses«. Posteriormente fichó por el Ford de Anquetil (1966), disputando el Giro con un resultado agridulce: «Gané dos etapas y fui once días maglia rosa pero perdí la carrera porque no hice caso de Anquetil que me recomendó ceder la maglia para recuperarla en la montaña fina«. Ese año repitió triunfo de etapa en el Tour.
En 1967 Julio Jiménez ficha por gran equipo BIC. Solamente obtiene dos victorias pero finaliza segundo en el Tour, detrás de Pingeon, y gana la montaña. Al año siguiente vuelve al Giro terminando en décima posición pero se anota dos etapas. En 1969 cerró su brillante carrera deportiva con el equipo Eliolona. Julio volvió a Zaragoza para recibir el eterno aplauso de quienes vibraron con sus gestas montañeras. Los años no le han mermado un ápice de su sencillez y buen humor. En Zaragoza no había montañas para labrar victorias pero no se olvida de alguna de sus visitas «Recuerdo que en una Vuelta a España, favorecidos por el cierzo, llegamos a la meta de Zaragoza con casi dos horas de adelanto. No había nadie en la llegada«. En el homenaje fue diferente porque todos ya le están esperando.
Fuente: El Periódico de Aragón
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