La séptima edición de la Carrera de las Tres Culturas, incluida en el programa de las Jornadas Medievales, aportó un año más el aspecto deportivo a esta actividad. Judíos, moros y cristianos se enfrentaban entre sí como si justas del medievo se tratasen. La gloria correspondió en esta ocasión a los cristianos, dominadores de la competición por ser los que obtuvieron mejores puestos en la meta de la Plaza Santa Teresa luego de haber partido desde el atrio de la ermita de San Segundo.
El carácter popular de la prueba es el motivo por el que se apuntaron cerca de un centenar de participantes, que afrontaron con decisión el recorrido, cada cultura vestida de un color y un símbolo diferente: los judíos de azul con la estrella de David, los moros de verde con la media luna, y los cristianos de rojo con la cruz de esta religión.
En la batalla final, el primero en cruzar la línea de meta fue el judío Jesús Fernández, primero por tercer año consecutivo. Sus compañeros de cultura Alfonso Fernández y Alberto Redondo ocuparon la segunda y tercera posición.