3-1 El Real Ávila se postula para el ascenso

Ángel G. Alameda / De todo hubo en el segundo partido que disputaba el Real Ávila de la segunda fase del campeonato para disputar el play off de ascenso a Segunda RFEF. El árbitro salmantino Alejandro Obeja se convirtió en protagonista del choque, sin que dejara satisfechos con su actuación a ninguno de los dos contendientes, expulsando a dos jugadores locales y pitando un penalti en contra de los visitantes.

Lo más importante para los de María Hernández fue el resultado. Una victoria que les sitúa en tercera posición, con los mismos 35 puntos que el segundo, La Virgen del Camino, y a cuatro del primero, Arandina, que fallaba en casa con el Tordesillas, próximo rival de los encarnados en Las Salinas.

Y positivo para las huestes locales fue la actitud de los jugadores que no se vinieron nunca abajo y fueron constantes en su objetivo principal de alcanzar el triunfo, pese a que sufrieran dos expulsiones, primero la de Carlos Pascual con una hora por delante y luego la de Manuel Sánchez, cuando aún restaban veinte minutos para la conclusión.

La adversidad venía nada más comenzar cuando el árbitro pita una falta en el borde del área abulense por una mano de Manuel Sánchez que tenía visos de haberse producido dentro del área. La infracción la lanza José Manuel sabiendo buscar el hueco por donde colarse pese a la oposición de la barrera, para batir por bajo a Brian a los siete minutos.

El jarro de agua fría no arrugó al Real Ávila y en un contraataque Manu Moreira lo intentaba con un disparo por el lado derecho que se marchaba como un metro fuera del poste izquierdo defendido por Luismi -sustituto del veterano Ivanildo, ausente por el fallecimiento de su padre-, quien antes de cumplirse el primer cuarto de hora veía perforado su marco al empatar Carlos Pascual rematando de cabeza de forma precisa el saque de una falta escorada a la izquierda y ejecutada con acierto por Sergio Ramos.

Remontada con regalo

Con el uno a uno se equilibraba el marcador, que no tardaría en ponerse a favor del Real Ávila gracias a un regalo visitante, cometiendo un error garrafal su cancerbero al no entenderse con su compañero Espi que le cedía el balón y se colaba en su portería.

El 2-1 dio alas al cuadro abulense y Borja Rubiato estuvo a punto de hacer el tercero con un preciso cabezazo tras centro por la derecha de Ruba. Con todo, el árbitro expulsaba con tarjeta roja directa a Carlos Pascual por entrar con los dos pies por delante sobre Basalo. Se quedaba con diez el Real Ávila pero no parecía acusarlo el equipo, que se recompuso de forma inmediata ante un Bembibre cuyo único peligro hasta llegar al descanso fue un disparo de José Manuel desde la media luna que obligaba a meter la mano a Brian para forzar un córner.

El segundo tiempo empezaba con el conjunto visitante controlando el balón, sabiendo que jugaba con superioridad numérica ante los de María Hernández que cambiaba en el descanso a Aitor por Javi de Mesa. Los del Bierzo no supieron manejar la situación favorable y a lo máximo que llegaban era a los tres minutos de la reanudación con un lanzamiento desde casi el medio campo de Espi que quiso sorprender por alto al portero encarnado, quien atento con el puño salvaba la situación.

No desentonaba el Real Ávila jugando con uno menos. A punto de cumplirse la hora de partido, el árbitro por indicación del asistente anulaba por fuera de juego un gol de Borja Rubiato de tiro cruzado. Poco después pegaba en el poste un remate de cabeza de Dani Tena tras un saque de esquina de Sergio Ramos. Y cuando se cumplía el minuto 70 el colegiado Obeja pitaba un penalti que solo él vio a favor del anfitrión. Lo lanzaba Manuel Sánchez al palo contrario de donde se estiraba Luismi y anotaba el 3-1. El centrocampista cordobés sería expulsado a continuación al recibir la segunda cartulina amarilla por desplazar sin necesidad el balón.

Con nueve sobre el campo, en ningún momento se tuvo la sensación de que el Bembibre pudiera poner en riesgo la victoria del Real Ávila, quien continuó llevando la iniciativa y supo aguantar jugando con dos menos que su rival, apoyado por una afición que no dejó de animarle y que aplaudió su actuación.