🔥 El Real Ávila vence entre el caos al Sámano (3-2)

Ángel G.  Alameda / Hubo un momento —minuto 50— en el que el Real Ávila tenía el partido en el puño. Mandaba 3-0 en el marcador, dominaba el ritmo y parecía que el Adolfo Suárez iba a vivir una tarde plácida. Pero el fútbol, tan caprichoso como implacable, decidió convertir el triunfo encarnado en una batalla épica. En apenas tres minutos, el Sámano resucitó y sembró el pánico con dos zarpazos seguidos. Lo que debía ser un paseo acabó siendo una gesta.

El Real Ávila sobrevivió. Sufrió, sudó, tembló… pero ganó. Tres puntos vitales que valen mucho más que una victoria: son una respuesta al golpe de La Albuera y un recordatorio de que no hay enemigo pequeño y cualquier equipo puede hacerte un roto aunque vayas con tres goles de ventaja.

⚽ Primer acto: poesía encarnada

Desde el pitido inicial, los de Marc García impusieron su ley. Salieron con hambre, con la presión de quien se sabe obligado a gustar y ganar. Adri Carrión fue la chispa y Carlos Pérez, el ejecutor. En el minuto 11, el extremo rompió líneas con una carrera imperial, llegó hasta la línea de fondo, centro a Pérez, quien culminaba con un disparo ajustado que levantó a la grada. 1-0. El Adolfo Suárez sonreía.

El gol dio alas a los encarnados, que dominaron con ritmo y precisión. Gonzalo Serrano se fabricó un penalti bailando sobre la línea de fondo hasta provocar el derribo. No dudó desde los once metros: disparo seco, golazo y puño al aire. 2-0 y sensación de control absoluto.

Antes del descanso, el Sámano apenas se acercó con peligro, y el público —fiel y entregado— empezaba a disfrutar de la versión más apreciable del Real Ávila.

⚡ El espejismo del 3-0

El arranque del segundo tiempo fue un trueno. Vitolo filtró un balón a la frontal y Serrano, otra vez él, conectó un zurdazo imparable al fondo de la red. 3-0. El estadio estallaba. El partido parecía decidido.

Pero el fútbol, como la vida, no entiende de guiones cerrados. En un suspiro, todo cambió. Quintela, en una contra envenenada, disparó desde fuera del área y el balón, desviado por un defensa, sorprendió a Óscar López. 3-1. Dos minutos después, en un lío en el área encarnada, Lambea cazó un balón suelto para empujarlo a la red. 3-2. De la euforia al pánico en 180 segundos, con el local Sebas desafortunado protagonista en los errores locales.

El Real Ávila, desconectado, empezó a mirar el reloj más que el balón. El Sámano, crecido, reclamó un penalti por derribo de Óscar sobre Lambea y olió la sangre. Los corazones en el Adolfo Suárez latían a contrarreloj.

🛡️ La resistencia final

García movió el banquillo buscando aire. Entraron Pedro Luz, Álex Moreno y Sarr para dar frescura. Los cántabros, lanzados con más fe que fútbol, siguieron apretando hasta el límite. Ander Castillo vio la roja directa en el minuto 84 tras una acción peligrosa sobre Carlos Pascual, dejando a los suyos con diez.

Los últimos minutos fueron un pulso agónico. Cada despeje era una liberación. Cada falta, un suspiro. El pitido final cayó como una explosión contenida: el Real Ávila volvía a ganar después de tres jornadas sin hacerlo.

💥 Corazón y orgullo de Carrión, Serrano y Pérez

Gonzalo Serrano puso dos de los tres goles y una actuación de puro instinto. Carlos Pérez, el motor. Adri Carrión, la llama que enciende al equipo. Y la grada, una marea encarnada que empujó hasta el último aliento.

“Ha sido terrible la segunda parte”, reconocería luego Marc García, “pero me quedo con los tres puntos y con la entrega del equipo”.

El Real Ávila CF venció, sí, pero sobre todo resistió, en una tarde de sufrimiento, coraje y orgullo, donde la victoria se obtiene con el alma más que con los pies. Un triunfo que redime la derrota con la Segoviana y suma tres puntos que le permiten pelear en la clasificación con los mejores.