Plataforma Recorridos Ciclistas / La montaña de Ávila es uno de los pocos clásicos de La Vuelta. Un hecho curioso es que las 24 etapas que han acabado en esta provincia han tenido la meta en su capital: 24 llegadas y ningún otro pueblo o puerto ha tenido la posibilidad de albergar una meta, algo poco entendible, y en cierta medida trágico, si tenemos en cuenta la afición de sus pueblos por el ciclismo, y las enormes posibilidades de su sierra. Recogemos aquí todas las etapas de Ávila en la historia de La Vuelta para ver su ascenso y caída, así como su relevancia histórica en la prueba, antes de proponer, en una futura entrada, como recuperarla para juntar perfiles modernos en escenarios de etapas históricas.
La época de El Correo
Poco que contar sobre Ávila bajo la organización de El Correo, ya que solo hubo 3 llegadas y ningún puerto de la provincia. Y es que solo se superaron Navacerrada y Los Leones a 50 km de meta en su estreno en 1971, puntuándose muy generosamente de tercera la tachuela de Cardeñosa en las dos etapas llanas de los siguientes años. Nada sorprendente teniendo en cuenta la escasa montaña que tenía La Vuelta en aquel entonces, y especialmente fuera del País Vasco. En los años 71 y 74 la llegada estaba situada en el Paseo del Rastro, subiendo por al lado contrario de la muralla a cómo lo hacen ahora. Ya en el 78 se estrenó la meta en el velódromo, que se seguiría usando hasta el 89.
La única etapa con batalla fue la primera, con múltiples ataques de gente peligrosa por estar la clasificación general muy apretada. Señalar que el corredor más ofensivo fue Luis Ocaña, siendo acompañado en la escapada por Wilfried David, tercero en la general y gregario del líder Bracke. Por la cima de Los Leones, el líder virtual es David con 24 segundos sobre Bracke y 32 sobre Ocaña. En el grupo delantero también marchan Zoetemelk, Poulidor y un gregario de Ocaña. Pero la falta de entendimiento de los escapados, y los apoyos al líder en el pelotón, produjeron el reagrupamiento. La victoria de etapa acabó siendo para Zoetemelk con un ataque a 7 km de meta.
Unipublic antes del cambio de fechas
La entrada de Unipublic en la organización de La Vuelta en 1979 supuso un importante cambio en sus recorridos, alejándose del País Vasco y descubriendo montañas por buena parte de la Península. Ya en la primera edición se estrenó el Puerto de Navalmoral, aunque en una etapa sin más puertos que el apenas perceptible de Paramera norte.
Pero el gran cambio se produjo en 1983: en esa edición se estrenaron los Lagos de Covadonga, apareciendo además en escena la montaña abulense, con el encadenado de puertos de Peña Negra, Serranillos y Navalmoral. Dos etapas que se convertirían en clásicos, repitiéndose desde entonces en incontables ocasiones (aunque con variaciones en la ruta).
Por supuesto, gran parte de la “culpa” se la podemos echar a Bernard Hinault, que inmortalizó Serranillos con su fabuloso ataque para desbancar a Gorospe y ganar la Vuelta del 83 a lo grande, en una de las jornadas más icónicas de la historia de la carrera.
En las 12 ediciones del 83 al 94, se llegó a Ávila en nada menos que 7 ocasiones, en todas ellas por el Puerto de Navalmoral y siempre precedido por Serranillos (bien desde San Esteban del Valle o tras Pedro Bernardo) salvo en 1988, donde se subió anteriormente el Puerto del Pico. Para llegar a Serranillos lo más habitual fue el Puerto de Peña Negra (como en 1983) salvo el último año, 1994, pues se estrena la cara norte, la menos dura, del Puerto de Mijares. Señalar que el ahora clásico final con el repecho empedrado de las murallas no se estrena hasta el año 1992, ya que durante los 80 la meta se situaba en el Velódromo Adolfo Suárez de Ávila.
Pero no solo de Hinault vive Ávila en esta época. Todas las etapas fueron movidas y con ataques desde lejos, con grandes figuras protagonistas. En el 87 Fignon se exhibe atacando en Serranillos y formando un grupo de elegidos a los que deja en la bajada. Llega en solitario a Ávila con un minuto sobre Lucho Herrera. El colombiano había atacado en Navalmoral, aventajando al resto de favoritos en otro minuto y sentenciando así la general a su favor.
En 1989 la etapa llega en la primera mitad de carrera. En ella, los colombianos se dedican a endurecer toda la etapa, formándose finalmente un trío en cabeza con Farfán y Omar Hernández acompañados de Suykerbuyk. Pactaron para colaborar, el holandés se llevo la etapa y el liderato fue para Hernández. Lo mantuvo durante 9 días antes de que le adelantara Farfán, que lo perdería al día siguiente por una sanción por dopaje.
También en Navalmoral se vieron ataques sin fruto de Rominger en el 92 en un intento a poco de coronar, o de Zulle en el 94, este último más lejos y llegando a coger 35 segundos para asaltar el podio de los Banesto (el líder Rominger tenía una ventaja enorme).
Tras el cambio a Septiembre
Con el cambio de fechas, Ávila sigue siendo un paso regular de La Vuelta y se mantienen recorridos muy similares, con el encadenado clásico de Serranillos y Navalmoral como lo más habitual. Aparece sin embargo Mijares antes de Navalmoral como novedad en 1997, aunque resulta muy similar a lo anterior. Las únicas dos alteraciones al modelo de etapa en linea llegan en el año 2000, con una etapa totalmente llana, y en 2007.
La Vuelta de 2007, de infausto recuerdo por el dominio de Menchov en una edición con escasa dureza, diseña una etapa extrañísima en Ávila. Se sube Mijares casi de salida, y para alargar la etapa se da un rodeo intermedio en lugar de enlazarlo directamente con Navalmoral, alejando además los puertos de meta con un circuito final de 11 km en torno a Ávila. Sin embargo, los ataques de Carlos Sastre en Mijares seleccionan la carrera, quedándose solos unos 10 favoritos en un grupillo muy lejos de meta. En ese grupo faltaba Vladimir Efimkin, que pasó de estar segundo en la general a salir de los puestos de podio, en el que entra precisamente Sastre.
La etapa más importante de estos años es la primera, la de 1995. En ella se exhibe Laurent Jalabert al estilo de sus compatriotas Hinault y Fignon. Superándoles incluso. Es líder de la carrera pero con una ventaja escasa sobre Olano, así que Jaja se lanza al ataque en Serranillos vestido de amarillo. Olano, sin gregarios ni ayudas, no puede controlar la situación, y el francés acaba llegando en solitario a meta con más de 4 minutos y medio de ventaja respecto al grupo con los demás favoritos. Una exhibición tremenda.
En el 96, la exhibición de “yo contra el mundo” con ataque en Serranillos la protagonizó Laurent Dufaux. El suizo estaba tercero en la general a 5 minutos de Zulle, pero el misterioso caso de la infección del todopoderoso ONCE dejó al líder totalmente aislado ante una lluvia de ataques en Serranillos, el más importante el de Dufaux. Sin embargo, el líder encontró muchísimos aliados para tirar del grupo mientras que a Dufaux los escapados se le pegaban a rueda sin relevar. Fortísimo, consiguió ganar la etapa, pero la distancia con Zulle no llegó al minuto final, aunque el vuelco fue una posibilidad durante parte del día.
Pero la que todo aficionado tiene grabada a fuego en la memoria es la de 1999. Su importancia para la carrera fue nula, sin diferencias importantes para la general ni ataques entre los mejor clasificados. Pero lo que hizo Vandenbroucke aquel día fue asombroso. Ya en Serranillos, VDB tiene que ponerse a tirar en cabeza de un grupo de 20 corredores, pues su compañero Lelli no puede seguir con el trabajo mercenario para el líder Ullrich, controlando el ataque de Serrano y Laiseka. En la bajada se produce un reagrupamiento, llegando un pelotón numeroso al inicio de Navalmoral … hasta que Vandenbroucke toma la cabeza. El cambio de ritmo es brutal. Uno a uno se van quedando corredores, lo más granado del pelotón, hasta reducirse a 7 ciclistas con caras de sufrimiento tras un VDB que vuela sobre el asfalto. A poco de coronar, Piepoli intenta atacar. No es capaz siquiera de ponerse en cabeza pues Frank, enrabietado, se marcha en solitario con una facilidad pasmosa. Se deja coger en la bajada y remata la faena con otro ataque descomunal en las murallas para ganar la etapa asombrando.
La etapa de 2004 también tuvo batalla, con Mancebo, 4º en la general, atacando en Serranillos y más tarde en Navalmoral, donde consiguió abrir un pequeño hueco, aunque fue atrapado poco después por un grupo de unos 10 corredores. Antes de coronar se produjo un contraataque durísimo de Santi Perez al que sólo pudieron responder Heras y Valverde, cruzando la cima con unos 30 segundos de ventaja sobre el grupo de Mancebo, si bien éste pudo salvar el día al cazar en el descenso de Navalmoral. Por delante, Javier Pascual Rodríguez ganaba la etapa.
Los años de Guillén
Con la llegada de Guillén como director de la carrera, Ávila pierde protagonismo en la Vuelta, habiendo sido meta en solo dos ediciones de nueve. Lo peor es que aunque en ambas etapas se han visto novedades, éstas han sido en la dirección contraria a la que necesitarían. Si en 1983 un pelotón de solo 70 corredores afrontaba 225 km con 2 puertos de Primera y uno de Segunda, con las carreteras de entonces, las bicis de entonces, y los medios de entonces… 30 años más tarde son 200 ciclistas recorriendo menos de 190 km por carreteras nuevas y todas las facilidades que la tecnología ofrece ahora, y además ¡con menos puertos y menos duros!.
En 2009 se presenta la etapa de Ávila incluyendo de salida el Puerto de El Piélago, un buen primera que enlaza estupendamente con Mijares y le daba un plus de dureza muy necesario a la etapa. La otra novedad, que al igual que el Piélago era una de nuestras propuestas habituales a Unipublic, era El Mediano, un puerto corto pero duro cerca de Ávila, en contraposición a las suaves pendientes de Navalmoral que ya no rompían el pelotón. Sin embargo, el Piélago desapareció sin explicación alguna cuando se mostró el recorrido definitivo un mes antes de la prueba, cargándose así lo que era una dura etapa de media montaña. El Mediano se usaba seguido de un bucle por el tendido puerto del Boquerón, más cercano a la capital. Esto tiene sus ventajas, enlazando dos puertos y con menos terreno sencillo al final, pero con el inconveniente de alejar el Mediano de meta. La novedad gustó por la dureza de El Mediano, la bonita carretera del Boquerón y el terreno pestoso de media montaña, pero sin embargo los favoritos no se movieron y solo se jugó la victoria de etapa en la fuga.
Ávila desapareció de la Vuelta con la llegada de los “muros” y el nuevo estilo de recorrido para volver en 2015 en una etapa difícil de entender. Dureza escasísima y las tendidas rampas de La Paramera como puerto final, más suave incluso que Navalmoral. El viento en el puerto posibilitó los intentos de abanicos, haciéndola parecer más una etapa llana que de montaña. No obstante, los ataques de Valverde, tanto en la parte final de la subida como en el descenso, animan la jornada, haciéndola más entretenida de lo esperado. Ya en las murallas se produjo el ataque del líder Dumoulin, ganando 3 segundos sobre Aru y 6 sobre los demás favoritos … aunque de nada le servirían ante la minutada que perdió al día siguiente, mientras que el triunfo de etapa es para el jovencísimo Gougeard.
Como vemos, realizar hoy en día la misma etapa que en 1983 seguiría siendo, como lo fue entonces, un soplo de aire fresco y una novedad necesaria. Entonces lo fue por descubrir nuevos puertos y más dureza. Ahora lo sería por recuperar los encadenados, las etapas largas, la media montaña o los puertos de paso sin final en alto. Y es que a día de hoy la etapa más dura disputada en Ávila sigue siendo la de Hinault, la del 83, habiéndose repetido en dos ocasiones. No se ha avanzado nada desde entonces.
Las contrarrelojes de 1996 y 1999
Además de las etapas en linea, en 1996 y 1999 se disputó otra jornada en Ávila, en forma de dura contrarreloj individual. Son salida desde El Tiemblo, los corredores afrontaban 46.5 km que incluían el largo pero tendido puerto de La Paramera, su bajada de falsos llanos, y el repecho final de las murallas.
En la edición de 1996 era la primera crono y el primer test serio de los favoritos. Se imponía Tony Rominger con 2 segundos sobre Zulle (que consiguió un liderato que ya no perdería hasta el final de la prueba) y 26 sobre Indurain, en su última crono antes de retirarse tres días después, en la jornada de los Lagos de Covadonga.
En 1999 era la última etapa antes de Madrid, y Ullrich llegada de líder con 31 segundos sobre Igor Glez. de Galdeano. El alemán se marcó una crono descomunal, sacando casi 3 minutos a Zulle y Vandenbroucke, segundo y tercero respectivamente, haciéndose así con la victoria de aquella histórica Vuelta.
Una contrarreloj como ésta, de más de una hora de esfuerzo, también sería agradable que se recuperase para la Vuelta, en cuyas últimas 5 ediciones no ha habido ni una sola crono que supere los 40 km.