El Duatlón Ciudad de Ávila será Campeonato de Castilla y León por Equipos
Ángel G. Alameda / Tres días han transcurrido desde que 2017 se puso en marcha y las esperanzas de que el deporte abulense mejore en relación con el anterior todavía están casi intactas. La noticia difundida hoy en las redes sociales por el Club Puente de Romanillos de que este año no organizará el Critérium de Verano de atletismo por el actual procedimiento de subvenciones en el Ayuntamiento de Ávila no es precisamente ilusionante porque desaparece de golpe la única reunión atlética de nivel nacional con que se contaba, que se une a la ya desgraciadamente fenecida Milla Internacional Urbana Ciudad de Ávila que lleva ya dos años ausente del calendario cuando era una de las mejores de España.

En el apartado positivo sabemos desde ayer que el Campeonato de Castilla y León de duatlón por equipos se celebrará en Ávila a través de Triávila. Algo es algo pero no palia las muchas necesidades deportivas de Ávila y su provincia, tanto desde el punto de vista económico como de instalaciones deportivas. El dinero manda para que se puedan mantener diferentes eventos y para la subsistencia de los numerosos clubes que existen y que en la mayoría de las disciplinas deberían refundirse para que fueran viables, pero aquí ya lo sabemos -y parece que no tiene remedio- los egos personales están por encima de los intereses colectivos.
Aunque aún se mantienen numerosas personas que hacen su trabajo a favor del deporte de forma altruista, no es menos cierto que en torno al deporte existe un negocio del que varios quieren comer de su tarta. Es indudable que la necesidad de profesionalización en la organización de actividades y el funcionamiento de clubes es cada día mayor, pero deberían desaparecer del panorama aquellos que dicen hacer las cosas gratis cuando su único objetivo es alcanzar un objetivo económico.
Por deportes, empezando por el denominado ‘rey’, el fútbol, la situación al inicio de la anualidad -mitad de temporada- es muy preocupante. En una Tercera División muy igualada desde los puestos de playoff hacia abajo, tienen riesgo de descenso tanto la Cebrereña como el Real Ávila. Inquieta en este último, además de la situación deportiva, la tensión existente entre la grada y el entrenador, cuya actitud provocadora no es precisamente el mejor calmante de la situación. Tendría que cortar de raíz la directiva del club encarnado este tipo de comportamientos y hasta el momento no parece haber contribuido precisamente a ello. Esperemos que el nuevo año traiga la tranquilidad.
En otras categorías futbolísticas las cosas tampoco están como para tirar cohetes. El Colegios Diocesanos, retornado a la División de Honor juvenil, está a un punto de los puestos que llevan a perder la categoría. Mejor se halla la situación del equipo colegial en la regional de aficionados, categoría que ha estrenado y en la que se desenvuelve con acierto en las posiciones altas, todo lo contrario que el Bosco de Arévalo, con riesgo de descenso y condenado a sufrir como otros años. En las demás divisiones regionales de fútbol -con la pérdida por descenso de los conjuntos cadete e infantil que tuvo hasta el año pasado el Real Ávila-, de los equipos juveniles únicamente se salva el ‘Dioce’ B luchando por ser líder, mientras que en la parte baja y con peligro de bajar están Zona Norte, Real Ávila y Casa Social Católica. Descendido desde la Segunda División nacional, la Casa Social de la 1ª regional femenina -con una plantilla muy renovada y con mucha juventud- mantiene el tipo entre los aspirantes al ascenso. Peor le va al filial verdinegro que en la nueva 2ª regional va de derrota en derrota, último en la clasificación y con únicamente una victoria en diez partidos.
El fútbol sala en competiciones no federadas continúa siendo uno de los deportes más practicados, si bien el número de equipos ha descendido notablemente por el gasto que supone participar y que no todos pueden soportar, ya sea en ligas o mediante torneos puntuales. El único equipo federado con que cuenta la provincia es el Eclipse de la regional femenina, que pese a los escasos apoyos se encuentra ya consolidado en la categoría. Un gran mérito de un grupo de chicas.
Aparte del fútbol, el equipo de referencia en otros deportes es el Óbila Club de Basket, que después de logrado el año pasado el éxito de ser subcampeón tanto de liga como de copa, ha finalizado el 2016 en el tercer puesto de la tabla, todo un mérito para un club que lucha con un muy reducido presupuesto en una categoría profesional del baloncesto como la LEB Plata, frente a históricos que en su día estuvieron en la ACB y cuyo poder económico es infinitamente superior.
En expansión hay que considerar el trabajo que está realizando desde hace algún tiempo el Rugby Ávila Club, ofreciendo una modalidad deportiva que no existía. Con buenos resultados en su primer equipo durante las últimas jornadas del año, la extensión del deporte ovalado a las mujeres y los chavales tiene su mérito. Como la tiene el Vettonia con sus buenas clasificaciones, temporada a temporada, con los equipos que participan en la ligas de Madrid y Castilla y León de hockey sobre patines.
Un deporte que fue la estrella hace no mucho tiempo y que casi desaparece, es el voleibol femenino, cuya ‘madre’, la Casa Social, ha vuelto esta temporada a contar con un equipo juvenil después de un año ausente de las competiciones, mientras que el nuevo Voleibol Ávila continúa con un cuadro cadete y otro infantil. Lo que está claro es que el voley no es ahora ni mucho menos lo que fue en otras épocas. 
En el capítulo de individualidades, no hay ningún deportista que destaque a nivel internacional absoluto como ocurrió en otros tiempos con atletas, ciclistas y karatecas. La edad de oro parece que ya pasó. Ahora las esperanzas están puestas en una emergente figura como la tenista de 16 años Paula Arias, que ya sabe lo que es ganar en su categoría en dobles en Roland Garros, además de haber participado en el Open USA y en Wimbledon, los torneos élite del deporte de la raqueta, donde también hay que considerar a Antonio Cembellín y Daniel Rincón, fruto de un buen trabajo con la base hace algún tiempo que no parece tener continuidad, quizá por el auge del pádel, del que nos falta una figura referente.
Entre las promesas que nos pueden dar más de alguna alegría nos encontramos con la atleta Andrea Jiménez, que ha obtenido marca para el mundial juvenil de atletismo -deporte eso sí con numerosas carreras populares-, en el que Alberto Sánchez Pinilla se mide con los mejores nacionales. Al menos de Ávila es el flamante presidente de la Real Federación Española de Atletismo, Raúl Chapado. Y en el salvamento y socorrismo no hay que olvidar a otra Andrea, en este caso de apellido Rodríguez, que en 2016 fue capaz de proclamarse dos veces campeona de España juvenil.
Luchando a diferentes niveles se encuentran la golfista profesional Marta Muñoz, el piloto Alberto San Segundo o el arquero Gonzalo Sánchez-Ferrero, tres ejemplos de trabajo puramente individual. Algunos deportes son posibles gracias a la labor de clubes como en la natación por el Abulense y Ciudad de Ávila, la gimnasia por el Ábula Gym, el kárate por el Shotokan Tora y Kárate Barco, el taekwondo con el Club Chitae de Arévalo o el kick boxing por el Sound Body Fighters y el Ávila Academy.
El ciclismo, de gran tradición en nuestra provincia, ha ido perdiendo figuras conforme han pasado los años. El incombustible Paco Mancebo es la principal referencia entre los corredores profesionales después de casi dos décadas, junto a otro veterano como Jesús Hernández. Se han retirado del pelotón José Antonio de Segovia y Víctor Martín, quedando la esperanza de Diego Rubio y Nacho Pérez. Escasos son los ciclistas abulenses en la categoría élite y sub-23, así como en la júnior. Una excepción es Noel Martín que ha conseguido destacar internacionalmente junto a Carlos González en el tándem de paraciclismo. La cantera ha venido a menos, en inversa proporción al auge del ciclismo de montaña, que cuenta en nuestra provincia con algunas pruebas muy numerosas en participación como el Maratón Bajo Tiétar.
Para finalizar no podemos olvidar el grave problema que representan el lamentable estado de las instalaciones deportivas, sobre todo en la capital, con una piscina cubierta menos por la clausura por riesgo de derrumbe de la de la Ciudad Deportiva, y la imposibilidad de usar uno de los campos de fútbol de Sancti Spíritu, tras una frustrada obra de sustitución de la cubierta del césped artificial que ha terminado en pleito entre el Ayuntamiento de Ávila y la empresa encargada. Aquellos polvos han traído estos lodos, o lo que es lo mismo la falta de planificación, mantenimiento y vigilancia de las infraestructuras del deporte en el pasado han provocado una situación soportada ahora estoicamente por los usuarios del deporte, los paganos de todo y nunca mejor dicho, porque pagan por utilizar las instalaciones, que no son precisamente gratis.
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