Rubén Peña recibe el premio a su trabajo constante con el debut en la Liga, y se repite a sí mismo que debe seguir igual

Rubén Peña (Foto: VAVEL)
Rubén Peña salió al campo con una misión, atacar a Guardado, lateral improvisado, y lo hizo. Así se lo encomendó Djukic, que creyó encontrar un punto débil en el lateral izquierdo valencianista tras la expulsión de Cissokho, y Rubén Peña –Peñita, como le distingue el míster del otro Peña del equipo, Carlos– se aplicó a ello. Es, en realidad, lo mismo que ha hecho desde que se incorporó al equipo, cumplir órdenes. 

Disciplinado, trabaja en defensa y trata de desbordar en ataque. «A pie de campo no te fijas en quién es el que está delante, pero sabía que tenía que ir a por Guardado porque su condición no es la de lateral y sabía que iba a sufrir defensivamente y tenía que aprovecharlo», explicaba el domingo, más nervioso ante los micrófonos que ante su debut con el Valencia. El joven abulense tenía muy claro desde hace tiempo que «llevas esperando desde muy pequeño esta oportunidad y si te pones nervioso es peor. No lo puedes desaprovechar». «A pie de campo no asustan los rivales, son iguales a nosotros«, aunque luego no puede disimular que «tuve nervios en el momento de saltar«. Luego, también tuvo que asumir las palabras de elogio de su propio entrenador. «Siempre te halaga que un entrenador hable bien de ti, pero no pienso en relajarme por ello«.
«El cuarto árbitro, a la hora de salir, me dijo que tuviera mucha suerte porque se enteró de que era mi debut», explicaba.
Rubén estuvo unos minutos en el terrero de juego pero en ese tiempo desbordó por banda y tuvo un par de ocasiones. «Es mi manera de jugar y soy ambicioso. Siempre juego con ganas de encarar al rival«. Para ello contó también con el apoyo de un técnico que le pidio sólo «que hiciera lo que sabía. No piensas que estas en Primera y sólo te preocupas en hacer bien tu trabajo«.
Y llegado el momento, contra un Valencia cuajado de internacionales enfrente, se encontró con una gran opción de tirar a puerta. No se le da mal, aunque este año, con el filial, solo haya conseguido marcar un gol. En el Ávila, en su segunda temporada, la pasada, marcó 16 goles jugando a pierna cambiada, por la banda izquierda. Esta vez, quién sabe si por nervios o por instinto, solo vio una posibilidad, y no fue la de tirar a puerta. «Los futbolistas suelen hacer siempre lo que les sale en el momento. Viendo la repetición sí se ve que tengo la oportunidad de tirar, pero en ese momento no se me pasó la cabeza y vi mejor situado a Óscar para intentar el disparo», comentaba el extremo abulense.
Desde Ávila, la ciudad en la que nació y en la que se hizo futbolista en la cantera del Ávila, con un breve paso de juvenil por el Zona Norte, le llovieron las felicitaciones por el debut en la máxima categoría. «En mayo estaba jugando la fase de ascenso y ahora he tenido la oportunidad de jugar en Primera División y todo a base de trabajo, por eso no puedo dejar de trabajar día a día», se repetía a sí mismo tras un nuevo entrenamiento con el primer equipo, con el que ya es habitual verle trabajar.

El Valladolid se adelanta

Su sueño pudo haber sido diferente, sin embargo. El Real Valladolid le marcaba de cerca desde que el filial se impuso al Ávila por 2-3 la pasada temporada. Hace poco más de un año de aquel partido, en el que Rubén Peña fue titular y jugó los noventa minutos. El Guijuelo ya andaba tras sus pasos, pero mientras jugaba la fase de ascenso se coló otro pretendiente con más peso, el Sporting de Gijón.
El Real Valladolid se adelantó a los asturianos con una primera oferta. Al jugador, que hizo 21 años en julio, le sedujo pertenecer a un filial de Primera División y mantenerse cerca de su casa y de su familia, y aceptó. El domingo, tras tres convocatorias con el primer equipo en Liga, consiguió disputar sus primeros minutos en la máxima categoría. «Los compañeros hicieron que me sintiera muy cómodo dentro del campo y tanto apoyo recibido durante estos días te hace las cosas mucho más fáciles», confesaba, aún feliz por el debut. Ellos te hacen las cosas mucho más fáciles«. Y es que ya llevaba semanas trabajando con el primer equipo, por lo que confiaba que ésta fuera la buena. «Era la tercera convocatoria y a la tercera fue la vencida«, aunque inisite en que «siempre fui con la idea de debutar«.
Intenta asumir la nueva situación con normalidad, a pesar de entrevistas y felicitaciones. «Debo seguir trabajando para demostrar al mister que siempre que me necesite estaré ahí, como el resto de la cantera«.  Ahora se le abren las posibilidades de seguir contando con minutos. Las bajas en una plantilla tan corta se notan muchísimo, y hasta enero no se podrá contar con Larsson, un fichaje que llegará para complicarle un poco más las cosas. Él, sin embargo, no se rinde. «Tengo que trabajar día a día y el técnico decidirá si cree oportuno que esté en Getafe o ayudando al filial», decía sobre sus posibilidades de jugar el próximo encuentro.
Fuentes: El Norte de Castilla y Valladolid Deporte
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