Semblanza sobre Carlos Sastre de una periodista especializa en ciclismo
Carlos Sastre y Ainara Hernando
Ainara Hernando / Son las ocho y veinte de la tarde. Parece pronto para terminar una jornada laboral pero el día de hoy ha sido largo. 800 kilómetros se suman en mi cuerpo en un camino de ida y vuelta a Ávila. Era para ver, claro, no podía ser otro, a Carlos Sastre. Para despedirle como se merecía. ¿Qué mejor forma que con una hora de charla como repaso a su carrera con un café y dos zumos sobre la mesa y con la muralla abulense de fondo?

Escribo estas líneas porque esa charla se convertirá en entrevista dentro de poco, aunque no se leerá en España, si no en Italia. Pero sobre todo las redacto porque sobre el papel tocará ser menos subjetiva, y recalco el “menos” pues, no nos engañemos, nadie nunca consigue la imparcialidad total ni al hablar, ni al trasmitir ni mucho menos al escribir. Pero no habrá espacio entonces para dar las gracias a Carlos por sus quince años como ciclista, además con el significado de todas las letras, profesional.
En cierto modo, Carlos Sastre ha sido un pionero en lo que a mi respecta. Un mes antes del Tour del 2008 entré a formar parte de la familia de Ciclismo a Fondo. Buscaban una redactora de competición para su recién estrenada web y la necesitaban casi de forma inminente ante el comienzo de la ronda gala, epicentro de la temporada ciclista y el mejor escaparate posible para el lanzamiento de la versión digital de la revista. La primera grande que escribí fue aquella. El Tour de Carlos.
No sé qué fue exactamente lo que hice, ni cómo. Aún a veces me pregunto por qué pero desde entonces sigo aquí, dando vida al sueño y la pasión que supone para mí este trabajo, lo que más me llena en la vida. Mi todo.
Recuerdo cuando volvíamos de Talavera de la Reina, donde habían tenido lugar los Campeonatos de España que ganó Alejandro Valverde. Hasta Madrid fui junto a Juanma Martín, compañero de redacción en la revista. Ambos hacíamos quinielas y los dos coincidíamos en que veíamos a Carlos Sastre muy fino y ante su gran oportunidad de ganar el Tour. Juanma, que es todo un devoto de Sastre, tenía plena confianza.
Poco tiempo después Sastre fue también uno de los primeros corredores en estrenar nuestra sección de entrevistas en vídeo y el formato “A solas” que hicimos en el 2009. Creo que fuimos de los primeros que cogimos las cámaras y nos pusimos a hacer este nuevo formato para internet en la red del ciclismo español. Aún hoy, tras la entrevista, nos reíamos con los movimientos de cámara de Rafa Gómez y Carlos que empezaba todo serio pero no podía contener la risa y soltó un “¡joder, macho, me estas mareando!”, que luego decidimos no cortar por el aire desenfadado que le dio a la entrevista.
Aunque para graciosas la entrevista “a dos bandas” junto a Menchov a finales de marzo y que salió publicada antes del Giro de Italia. Carlos intentaba tirar de la lengua a Denis con bromas constantes que “si yo soy más guapo”, “que si “tú eres más malo que yo”. Y al final consiguió arrancarle varios comentarios al ruso.
Gracias por todos esos momentos que no voy a olvidar jamás, Carlos. Por la corrección, el respeto y la educación siempre que nos has proporcionado. Por ese Tour que fue el tuyo pero también el mío por ser el primero aunque haya sido desde la lejanía. No sé si llegará el día en el que me toque cubrirlo en vivo y si así fuera mil vivencias guardaré en la mente pero éste, el del 2008 siempre tendrá un recuerdo más que especial.
Se nos va uno de los grandes, de los valientes que son ahora especie en peligro de extinción. Carlos no se callaba nunca, ni sobre la bicicleta ni al bajarse. Pueden llamarle soso, hombre de pocas palabras, sin-sustancia. Yo lo llamo independiente. Se guió por sí mismo y siempre dijo todo lo que pensó, aunque más de una vez le trajera problemas.
Su historia es la del ciclismo, la de un ciclista de verdad. Forjado en el trabajo y el duro sacrificio. Mil pruebas de vida se le han puesto por delante como piedras que han sido mazazos y todas las ha superado, siempre ha seguido adelante. Discreto, tímido. Recuerdo de pequeña pensar “fíjate, qué poco habla este chico, qué poca gracia tiene” cuando le veía por la televisión. Hoy es el día que me alegro de conocerle, de haberme reído junto a él por sus bromas y sus ironías. Gracias “rubio”. Te debo tanto.
Fuente: Ciclismo a Fondo
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